Por la redacción - Proceso
 
Señor director:
El pasado 19 de octubre de 2018, la reportera Rosalía Vergara publicó en la página web de la revista Proceso, el “reportaje especial” titulado Martín Esparza ahora quiere vender electricidad a AMLO que contiene diversas difamaciones, malinterpretaciones y acusaciones en contra del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) y su Comité Central.

Ante ello, solicitamos respetuosamente se atienda nuestro derecho de réplica y publique la presente aclaración. De igual forma invitamos a Rosalía Vergara a revisar sus fuentes de información, para no dejarse llevar por intereses de grupos contrarios a nuestra organización.

Los confusos razonamientos del texto en cuestión carecen de objetividad, rayan en el dolo y terminan por ser calumniosos. Un ejemplo: es tal su desconocimiento acerca de las condiciones laborales predominantes en el sector eléctrico después de la extinción de Luz y Fuerza y la imposición de la reforma energética de EPN, que sin conocer el contenido del Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) del SME con la Generadora FENIX -cuya vigencia se revisa cada dos años-, afirma que tiene “un esquema tipo outsourcing que convierte al SME en un sindicato de protección”. Risible afirmación.

La mayoría de los trabajadores que laboran en las empresas trasnacionales carecen de representación sindical y de contrato colectivo. El SME, en atención al cumplimiento del Convenio 98 de la OIT de Libertad Sindical y Contratación Colectiva, no oculta su intención de contribuir a la libre sindicalización de estos trabajadores que podrán conocer de las prerrogativas de nuestro actual contrato colectivo, muy superiores a las que actualmente tienen.

Para la reportera, es fácil descontextualizar la lucha de resistencia del SME, omitir el proceso histórico que la determinó y así, sin más argumentos, lanzar una andanada de acusaciones en contra de nuestro sindicato y dirección, sólo para tomar partido por la fracción política de excompañeros que en nueve años de resistencia jamás se movilizó en defensa de nuestros intereses y ahora, al mismo tiempo que desacredita la negociación con el gobierno, reclama para sí los beneficios de la lucha.

De modo que hacemos las siguientes precisiones:

1. EL SME no está extinto, ni desaparecido. Si la reportera firmante hubiera hecho un trabajo mínimo de investigación, sabría entonces que el SME es una organización sindical con registro nacional vigente y que su Comité Central, electo por voto directo y secreto, cuenta con su toma de nota también vigente. Ignoramos de dónde saca eso de que deberíamos informar a nuestros compañeros que “con la liquidación del 94% de los trabajadores el sindicato deja de existir jurídicamente”. ¿O será que el artículo 364 de la Ley Federal del Trabajo cambió sin que lo hallamos notado? ¿O francamente se trata de omitir que el SME tiene vigente un nuevo contrato colectivo de trabajo distinto al de LyFC?