Libertad de expresión: dichos vs. hechos
Carlos Fernández-Vega
En días recientes la directora del Banco Mundial para México y Colombia, Gloria Grandolini, desestimó el triunfal discurso del inquilino de Los Pinos (aquel de la
franca recuperacióny el
crecimiento sostenido), porque simple y sencillamente
no se ha logrado recuperar lo perdido en 2009. Fue de tal magnitud el desplome registrado, que no hay con qué tapar el cráter. No alcanza, pues. A pesar de ello, la representante del organismo financiero no se animó a ir más allá, con todo y el pésimo resultado económico y social reportado por los gloriosos (versión oficial) diez años de panismo instalado en la residencia oficial.
Desde luego que la funcionaria del Banco Mundial no reconoció nada que no sea cotidiano para el grueso de los mexicanos, nada que no padezca en carne propia esa mayoría, pero al final de cuentas sus palabras contribuyen a ubicar en su exacta dimensión la realidad económica nacional. A lo que no animó la señora Grandolini fue a reconocer que, si bien la crisis de 2009 contribuyó a que fuera aún más profundo, el citado cráter lleva años abierto y cuando menos cinco gobiernos al hilo haciendo su mejor esfuerzo para hacerlo mayor.