Si bien las heridas de muerte a Petróleos Mexicanos fueron infligidas desde algunos sexenios, el actual gobierno fue el encargado de darle la estocada final.
El desplome de los precios internacionales del crudo y el agotamiento
de las reservas hacen de la exparaestatal una empresa inviable. Antaño,
desde 1938, Petróleos Mexicanos (Pemex) y la industria petrolera
representaron uno de los más caros símbolos de la soberanía y de las
fracasadas y quiméricas ambiciones desarrollistas y primermundistas del
“nacionalismo revolucionario” priísta, de partido único y autoritario.
Fueron parte del orgullo y de la identidad de la nacional.
Marcos Chávez - Contralinea