7 diciembre 2012 | Cecilia Figueroa Rodríguez*
Para llegar a mi casa desde el SME, siempre tomo el mismo camino: derecho sobre Antonio Caso, lo que me obliga a pasar por Melchor Ocampo y Marina Nacional. Desde el principio de la resistencia he sido testigo de lo que ha pasado en nuestro querido edificio Verónica. Quizá algunos que no lo han visto en mucho tiempo y ocasionalmente pasan por ahí, les duele más que a mí ver las transformaciones. No es que no me afecte, lo que pasa es que lo veo diario. Tampoco crean que ya me acostumbré, a eso, nunca.