México SA-Carlos Fernández-Vega
Todavía con el gorrito puesto, lleno de serpentinas y en plena fiesta por el arribo a Los Pinos, un entusiasmado Luis Videgaray aseguraba que es innegable que hay un gran optimismo en torno al futuro de México”, y celebraba que “éste es apenas el principio, (porque) los mexicanos tenemos ahora la oportunidad de, con nuestro trabajo, con nuestra capacidad, construir los cambios que México necesita y merece construir un mejor futuro”. Eso fue el pasado 10 de enero, y aunque el festejo se prolongó un rato la realidad mandó callar. Casi nueve meses después de aquel discurso, el “optimismo” brilla por su ausencia y desde entonces comenzó a perfilarse que, cierto es, era “apenas el principio” pero de un primer año de gobierno alejadísimo de lo originalmente ofrecido, en especial en materia de crecimiento económico, bienestar social y eficiencia gubernamental.