12 abril 2018 | Martín Esparza Flores | Contralínea
El fracaso de las Afores como instrumentos de acceso a una pensión digna de millones de mexicanos se ha convertido en un problema estructural que ningún partido quiere ver ni oír. Y menos en el ríspido escenario electoral que ha iniciado.
Tras brincar a los medios la participación de diversas Afores en proyectos de inversión de alto riesgo y de infraestructura a largo plazo, sin tomar en cuenta a los ahorradores, es apremiante la necesidad de que los candidatos de todos los partidos no sólo aborden el tema en sus plataformas políticas, sino que además se comprometan a revisar la ley en la materia, que debería establecer mecanismos de control más eficientes a estos organismos que en 1997 sustituyeron al antiguo sistema de solidaridad por uno similar al impuesto en Chile, en 1981, durante la dictadura militar de Augusto Pinochet. Modelo que por cierto ya hizo crisis en el país sudamericano, derivando desde 2016 en un generalizado descontento social.
Hace unas semanas en un programa radiofónico el titular de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), Carlos Ramírez Fuentes, aceptó la libertad que tienen las Afores para manejar los 3.2 billones de pesos de recursos, patrimonio de los 60 millones de cuentas de ahorradores que ni por enterados están de la forma en que se invierte el dinero para su jubilación.