Astillero-Julio Hernández López
La crisis del B2 petrolero desnudó al equipo gobernante y lo exhibió en su dimensión política real. Atropellados, inseguros, ignorantes de la materia y los protocolos, colocándose incluso en riesgos físicos innecesarios, enviando gestual y escenográficamente mensajes distintos de los deseados, los principales personajes del poder conífero (derivado de árboles como los pinos) practicaron una suerte de delamadridismo postsísmico inverso: es decir, los de ahora sí actuaron, sí dieron la cara, sí estuvieron en el lugar de los hechos, a diferencia del fantasmal presidente de la República que en 1985 quedó paralizado ante la desgracia, pero a fin de cuentas el peñanietismo del B2 de Pemex acabó instalando una similar percepción de abandono, desamparo, insuficiencia.