El Correo Ilustrado-La Jornada
La llamada reforma educativa de Peña Nieto, aprobada por los partidos del Congreso de la Unión y de la mayoría de los congresos locales, no es educativa, es laboral. Repite la línea que la reforma laboral de Calderón y Peña: destruye la estabilidad en el empleo, el ingreso, los ascensos y permite libremente el despido de los maestros que no cumplan las nuevas reglas, según el Instituto Nacional para la Evaluación Educativa, que gozará de “autonomía”, como la SCJN, el IFE y otros organismos. A cambio, se promete, sólo se promete, mejorar la calidad educativa de la nación.