lunes, 11 de febrero de 2013

Detrás de la educativa está una reforma laboral, dicen

El Correo Ilustrado-La Jornada
La llamada reforma educativa de Peña Nieto, aprobada por los partidos del Congreso de la Unión y de la mayoría de los congresos locales, no es educativa, es laboral. Repite la línea que la reforma laboral de Calderón y Peña: destruye la estabilidad en el empleo, el ingreso, los ascensos y permite libremente el despido de los maestros que no cumplan las nuevas reglas, según el Instituto Nacional para la Evaluación Educativa, que gozará de “autonomía”, como la SCJN, el IFE y otros organismos. A cambio, se promete, sólo se promete, mejorar la calidad educativa de la nación.
Si el gobierno no cambia el modelo económico-político neoliberal que lo orienta es imposible que mejoren la educación, el presupuesto, el sindicato y la dirección de la SEP, los encargados de la pésima educación.

La nueva fracción tercera del artículo 3 constitucional señala: “La ley reglamentaria fijará los criterios, los términos y condiciones de la evaluación obligatoria para el ingreso, la promoción, el reconocimiento y la permanencia en el servicio profesional con pleno respeto a los derechos constitucionales de los trabajadores de la educación”. Sólo el lenguaje ladino hace pasar esa reforma laboral como educativa. ¿Cómo va respetar los derechos laborales del apartado b del artículo 123 de la ley suprema que hoy rige a los maestros, sobreponiendo otra norma?

Como ha dicho Manuel Fuentes, es inconstitucional esa reforma y contraria a los tratados del derecho internacional humano y laboral, que garantizan la estabilidad en el empleo: es combatible.

Por la ANAD, Enrique Larios, Estela Ríos, María Luisa Campos, Adela Salazar, Nahir Velasco, José Luis Contreras, Oscar Alzaga y 27 firmas más

Fuente: La Jornada