2 julio 2017 | Nancy Flores | Contralínea
La estrategia para rematar el sector energético del país, que afecta no sólo a las industrias petrolera y eléctrica, incluye desde hace tiempo descapitalizar a las principales empresas del Estado: Petróleos Mexicanos (Pemex) y Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Año con año, éstas enfrentan crisis tales que se ahogan en deudas a corto, mediano y largo plazos, pues el dinero público que se les entrega es insuficiente para cubrir sus gastos de operación, a lo que se suma la pérdida por actos de corrupción en la mayoría de los contratos con la iniciativa privada.
Pues resulta que como parte de esa estrategia de ruina, este año las finanzas de Pemex y la CFE vuelven a padecer esta política, profundizada por la reforma energética. Más allá de que ambas empresas han empezado a ceder áreas estratégicas que antes estaban vetadas a la iniciativa privada, ahora ceden lo poco que les queda a acreedores financieros: empeñan hasta la chatarra.