CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Ya es noticia conocida que a partir de
este enero subirá casi 20% el precio de las gasolinas. Por ende habrá
inflación, subirá el costo de la vida y bajará el de por sí mermado
poder adquisitivo de la inmensa mayoría de los mexicanos. La explicación
ofrecida por el gobierno es que se trata de una medida transitoria.
Este gasolinazo es hijo de la reforma energética que aprobaron casi
todos los partidos políticos. A coro, los firmantes la presumieron como
la solución para que los mexicanos tuvieran una vida mejor. “Bajarán los
precios”, se dijo una y otra vez. Ahora se afirma que es una medida
momentánea para llegar a los importes que establezca el mercado
internacional, en beneficio de la sociedad.