Parte II: feroz represión a la heroica huelga de Galván
19 junio 2016 | Martín Esparza Flores | Contralínea
El nacimiento del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM), registrado el 20 de septiembre de 1972 tras la fusión del Sindicato de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (STERM), encabezado por el ya legendario y emblemático Rafael Galván, y del Sindicato Nacional de Electricistas, Similares y Conexos de la República Mexicana (SNESCRM), dirigido por el charro Francisco Pérez Ríos, nunca fue visto con buenos ojos ni por el gabinete del entonces presidente Luis Echeverria Álvarez ni por la cúpula de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), controlada y sometida por los designios de Fidel Velázquez.
Desde su alumbramiento, se tuvo el temor de que los dóciles agremiados del SNESCRM se “contagiaran” del espíritu de la lucha nacionalista y conciencia gremial que caracterizaban a los miembros del STERM, convirtiendo a la naciente organización en un poderoso mecanismo de defensa a favor de la clase obrera en el país. De hecho, la unificación fue producto de la lucha emprendida por el STERM para evitar su avasallamiento por parte del entonces director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), José López Portillo, quien años más tarde sería presidente de la República.