Incapaz de generar mejores condiciones sociales y económicas reales que permitan cambiar la situación de vida de millones de mexicanos en pobreza extrema –indígenas en su mayoría–, el gobierno federal a través de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) –que dirige uno de los aspirantes presidenciales priístas, Juan Antonio Meade– se colude con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) para modificar la metodología de medición de la pobreza y reducir en las estadísticas el número de los más necesitados, acreditándoles supuestos ingresos que jamás reciben, porque un alto porcentaje del dinero destinado a programas sociales se queda en las estructuras del corrupto sistema político.
El 16 por ciento del presupuesto asignado al programa Incentivos para Administración de Riesgos de Mercado, de Aserca, unos 154 millones de pesos, es entregado a la trasnacional Cargill, mientras que los productores agropecuarios padecen la falta de apoyos y el incremento de las importaciones. Mientras Enrique Peña Nieto enaltece los acuerdos comerciales y los volúmenes de importación en algunos productos nacionales, millones de campesinos son arrasados por el incremento de importaciones en granos básicos. Uno de los factores que afecta al sector, es que los productores están en franca desventaja ante el acaparamiento de los apoyos por parte de las trasnacionales. Tan sólo Cargill obtuvo el 16 por ciento de los beneficios entregados en el primer trimestre del 2016, más de 150 millones de pesos, indican los padrones oficiales.