
Así como los viejos generales juegan
siempre sus mismas batallas fracasadas en cualquier guerra, los
economistas forjados en el credo monetarista de la tradición del “gran
Chicago”
(Chicago, Stanford, Columbia, Massachusetts y sus réplicas aldeanas
como la Universidad Católica de Chile o el Instituto Tecnológico
Autónomo de México, cuya ideología reaccionaria ha amamantado a
generaciones de individuos que le han dado una artificiosa cientificidad
al neoliberalismo), también recurren obstinadamente, con obsesión, a
invocar en todo momento a su desacreditada terapia de la austeridad, con
el objeto de enfrentar toda contingencia –para ellos perennemente
imprevista, porque, invariablemente, los toma por sorpresa, como un rayo
en cielo despejado– que trastorne el equilibrio de las finanzas del
Estado.
Márcos Chávez - Contralinea