Al acercarse el cambio de gobierno no estará de más recordar a los
diputados y senadores de Morena –mayoría en el Congreso– algunos
acontecimientos que representaron abiertas agresiones a los sindicatos
independientes e incómodos a la política tecnocrática y antilaboral,
en los últimos tres sexenios.
Una recapitulación de tan evidentes
arbitrariedades ayudará a impulsar las enmiendas que deben echarse a
andar en materia de trabajo, con el fin de recobrar la defensa de los
derechos de millones de trabajadores y evitar que atropellos de tales
proporciones se repitan en el país.
Citemos tres de los más representativos
casos que dejaron tras su devastadora injusticia miles de despedidos, un
pisoteado estado de derecho y un anulado derecho a huelga, sin dejar de
mencionar la represión y el encarcelamiento de decenas de trabajadores.
Nos referimos a los casos de la inducida
quiebra de Mexicana de Aviación, a la declaración de invalidez de las
huelgas de los mineros en Cananea, Sonora; Sombrerete, Zacatecas,
Taxco, Guerrero, y el artero golpe contra el Sindicato Mexicano de
Electricistas, el 11 de octubre del 2009. Todos ellos perpetrados en el
gobierno de Felipe Calderón, pero consentidos e incubados desde el
sexenio de Vicente Fox, y aún sin solución en la administración que está
por concluir.
La protección y el solapamiento
otorgados por los gobiernos panistas y las autoridades laborales a
empresarios como Germán Larrea de Grupo México, provocaron que el 19 de
febrero de 2006 –último año de gobierno de Vicente Fox- se registrara
una tragedia en la Mina Pasta de Conchos, en Coahuila, donde perdieron
la vida 65 mineros –63 de los cuales permanecen sepultados aún en el
socavón colapsado- a causa del abandono en los sistemas de seguridad por
parte de la empresa que se negó a su mantenimiento con la complicidad
de los inspectores de la Secretaría del Trabajo, que sabedores de las
deficiencias no procedieron a sancionar al dueño.