Editorial-La Jornada
Con una mayoría
conformada por los senadores del PRI, casi todos los del PAN y los del
PVEM, se consumó entre el martes pasado y ayer, en el Senado de la
República, una alteración gravísima a la Carta Magna: la cesión al
capital privado de facultades hasta ahora reservadas a la nación en
exploración, explotación y transformación de petróleo; la conversión de
Pemex y la Comisión Federal de Electricidad, hasta ahora entidades
paraestatales, a
empresas productivas del Estado, y la eliminación del carácter estratégico de la refinación y el transporte de petróleo, la generación de electricidad y la producción de gas. Asimismo, se abre la posibilidad de que las trasnacionales mineras que operan en el país se sumen a la explotación de reservas de crudo y gas.