
La estrategia gubernamental ante los
maestros busca detener un levantamiento civil y, al mismo tiempo, trazar
una salida pactada al conflicto. La moneda de cambio que ya
ofrecen en la Segob a la CNTE es frenar el despido masivo de maestros.
Todo, sin tocar la reforma educativa. Los profesores tendrán que decidir
si aceptan o siguen en una lucha que está aglutinando a los sectores
desposeídos del país
Lo que se mostró en las pasadas
elecciones fue una manifestación de hartazgo, de repudio al partido
político en el poder y a la forma en cómo éste ha conducido a la nación,
a sus políticas antidemocráticas y medidas regresivas de los alcances
populares que se habían logrado en los procesos históricos del siglo XX,
mismos que constituyeron cierta estabilidad en la vida de los
ciudadanos.
Se trataba de desviar o evitar un
posible levantamiento social de alcances nacionales, que atentara contra
la viabilidad del proyecto oligárquico impuesto a través de las
reformas estructurales, el cual ha puesto en marcha el desmantelamiento
de la soberanía económica, energética, territorial, educativa y política
de México.
En este ambiente, si bien un sector del
magisterio disidente tuvo una participación relevante, incluso colectiva
y organizada, en favor de la izquierda progresista que se manifestó por
echar abajo la reforma educativa, no agotó en la vía electoral sus
posibilidades de lucha contra esta medida; la lógica inherente a los
maestros continúa desde el terreno político, por la vía no
institucional, sino de la movilización social.
Sin embargo, la lucha magisterial
agudizó la crisis de hegemonía en el sistema político mexicano, no sólo
porque debilitó al partido gobernante o porque ha cimbrado sus
principales figuras presidenciables; también evidenció su incapacidad
para generar un clima de gobernabilidad en medio de diversos conflictos
sociales que ellos mismos dejaron crecer.
Las demandas por la estabilidad laboral
que encabeza la CNTE, y que por supuesto son legítimas, han visibilizado
otras inconformidades que no aparecían en el escenario político; detrás
de la respuesta represiva al magisterio se dejan ver los proyectos de
privatización, eso avispa a todos los actores educativos y a la misma
sociedad civil, unas veces en la manifestación social y otras en formas
de solidaridad que garantizan las condiciones de lucha por la defensa de
la escuela pública; entonces, junto a las muestras masivas de
movilización popular, también hay una red de inconformidad que deposita
en los maestros, más que en los partidos políticos, sus anhelos de tener
una vida mejor.
Un elemento que aparece en este ambiente
de descontento generalizado y que hace crisis no sólo en el partido
hegemónico sino en todo el sistema de partidos, se refleja en los
procesos de organización de gobiernos populares que han encontrado
fortaleza en el movimiento magisterial, los cuales advierten en la
desfiguración del estado mexicano y sus desgastadas estructuras de
poder, así como en sus fallidas políticas antidemocráticas, la necesidad
de desconocer los gobiernos locales y, en su lugar, edificar formas de
poder emanadas desde la voluntad colectiva.
Nochixtlán no ha sido el único caso en
medio de este conflicto, en el que se haya decidido conformar poderes
alternos; en varias poblaciones de Chiapas, donde los maestros tienen
fuertes raíces, las comunidades indígenas que decidieron respaldar a sus
profesores y encabezar las más radicales acciones de presión contra la
reforma educativa, ya discutían o habían iniciado la conformación de
autonomías.
La idea de crear gobiernos autónomos más
allá de las geografías locales hasta escalar a nivel estatal, se hace
posible para las comunidades chiapanecas en la medida en que las
movilizaciones magisteriales y populares son tan nutridas y de tal
magnitud que potencializan una respuesta organizativa mayúscula capaz de
derrocar al gobierno de Velasco, pero que ha sido contenida con las
fuerzas represivas federales que han ensayado ahí y en Oaxaca la cara
más dura de la dictadura en México.
En esta crisis política, el gobierno
mexicano ha optado por el endurecimiento de su postura, siempre negativa
a derogar o siquiera modificar la reforma educativa. Prefiere provocar
un preámbulo violento que le permita un margen muy estrecho para ceder
ante una eventual negociación con el movimiento magisterial y popular
que no toque los principios de ninguno de los pilares de su proyecto
neoliberal.
La masacre de Nochixtlan; la
criminalización, persecución y encarcelamiento de los defensores de la
educación pública; el uso constante de toda la logística
contrainsurgente por parte de los cuerpos policíacos y militares para
combatir a los maestros y los brotes de rebelión popular, pero también
la represión administrativa traducida en despidos y descuentos
salariales indiscriminados a los trabajadores de la educación, son
escenarios maquinados por el Estado.
La estrategia gubernamental se propone,
en primera instancia, detener la amenaza de un levantamiento civil y, en
segundo plano, trazar una salida pactada al conflicto magisterial sin
tocar la reforma educativa, pero ofertando en la mesa de diálogo ponerle
un freno a su plan de aniquilamiento masivo y selectivo contra la CNTE
como moneda de cambio.
Son tiempos de decisiones difíciles para
las y los maestros mexicanos; por ello tendrán que optar por una salida
que les permita resolver en el corto plazo la estabilidad de su
relación laboral, sostener la confianza en que la lucha organizada es el
camino para que ningún trabajador sea excluido del sistema educativo
por culpa de una ley injusta. Además, deberán caminar en la ruta de la
organización multilateral con la sociedad harta de políticas fallidas,
trabajar en la construcción de un consenso mayoritario que eche a los
neoliberales del poder sin perder su independencia política y encausar
los procesos que empujan desde abajo la ruptura con un estado que
suplanta la voluntad popular.
Lev Moujahid Velázquez Barriga*
*Doctor en pedagogía crítica y educación
popular, miembro de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la
Educación (CNTE) en Michoacán
Contralínea 495 / del 04 al 09 de Julio 2016