
CIUDAD DE MÉXICO (apro). – Al tiempo que el presidente Enrique Peña
Nieto festinaba la creación de más de dos millones de empleos en lo que
va de su sexenio, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía
(Inegi) daba a conocer cifras que dejan ver la precariedad del mercado
laboral en el país.
En las instalaciones de la planta Robert Bosch de Toluca, y
flanqueado por el gobernador mexiquense Eruviel Ávila, así como por el
líder de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), Manuel
Herrera, el Ejecutivo federal presumió que cumplió una demanda de los
mexicanos que recogió desde su campaña presidencial:
“En
respuesta a esta demanda que había entre la sociedad, es que se ha
generado empleo en México, que hay más de dos millones de empleos
generados en nuestro país, cifra nunca antes alcanzada en ninguna otra
administración de gobierno desde que se mide el empleo de manera
mensual”.
“Yo me congratulo de todo ello. Los felicito y felicito, sobre todo, a los trabajadores”, rubricó Peña Nieto.
Lo que nunca mencionó en su discurso es que en México prácticamente
seis de cada 10 trabajadores laboran en la informalidad, es decir, sin
un salario fijo, sin prestaciones, sin seguridad social ni acceso a
servicios de salud.
El problema es grave porque según las estadísticas a propósito del
Día Mundial de la Población, publicadas este día por el Inegi, “la
vulnerabilidad en el trabajo se manifiesta de muchas formas, y una de
ellas es el trabajo informal”… Y ahí se encuentra la mayoría de los
mexicanos.
Pero Peña ni siquiera tocó el tema y continúo el autoelogio. Entonces
tocó el tema del trabajo en jóvenes: “Hoy tenemos un amplio sector de
la población joven, muy joven, que están teniendo oportunidad de
incorporarse o la oportunidad de crecer y de desarrollarse, junto con el
país, porque están en una edad joven”.
Enseguida dio datos. Según él, de cada diez empleos, tres de ellos
–“de estos dos millones o más de dos millones de empleos generados”–
pertenecen a los jóvenes que están en la edad de entre 20 y 34 años, es
decir, “36% para ser precisos”, acotó.
Sin embargo, las cifras del Inegi revelan otra realidad, ya que
durante el primer trimestre de este año la tasa de desocupación en los
jóvenes de 15 a 24 años fue de 8.2%, es decir, el doble a la tasa
estimada a escala nacional, que es de 4%.
Por si fuera poco, en su comunicado el instituto de estadística
advierte que otro de los problemas que enfrenta la población joven al
momento de buscar trabajo es la falta de experiencia laboral.
Es decir, 23.2% de la población de 15 a 24 años que está desocupada no cuenta con esta experiencia.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), no sólo es
necesario brindar a los jóvenes una educación con calidad, sino también
generar las oportunidades laborales mediante un “trabajo decente”.
Es decir, “la oportunidad de acceder a un empleo productivo que
genere un ingreso justo, la seguridad en el lugar de trabajo y la
protección social para las familias, mejores perspectivas de desarrollo
personal e integración social…”.
Lo cierto es que en cuestión de ingresos, en el primer trimestre del
año, el ingreso laboral per cápita, tomando en cuenta la canasta
alimentaria, es de apenas mil 515 pesos. Más aún, cuando asumió Peña
Nieto el gobierno, aquél rondaba los mil 600 pesos, según datos del
Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social
(Coneval).
En el acto llevado cabo en Toluca, Peña no paró de halagar y comparar
los presuntos logros en empleo de su administración en contraste con el
sexenio del panista Felipe Calderón.
“Significar lo que representa llegar a esta cifra de dos millones o
más de dos millones de empleos, es cuatro veces, cuatro veces los
empleos que se habían generado en este mismo periodo de gobierno en la
pasada administración”, festinó.
No paró ahí: “Y si nos fuéramos, incluso, más atrás, todavía en la
anterior administración (la de Vicente Fox), a estas alturas del
gobierno no sólo no se habían generado empleos, sino se habían perdido”
puestos de trabajo.
Celebración plena de Peña Nieto, quien no tuvo que enfrentar una
recesión económica mundial que derrumbó el PIB nacional en 4.7%, como
pasó con Calderón en 2009.
De cualquier forma, el actual mandatario no dejó festejar lo que calificó de “cifra récord, cifra histórica”.