Así ocurrió con Jorge Hank Rhon, así ocurrió con Néstor Moreno Díaz, quien en estos momentos ya debe estar en Brasil o en Europa, gozando sus millones, su yate y su Ferrari.
6 septiembre 2011 | Fortino Cisneros Calzada | El Mañana
La trama truculenta y a ojos vistos, es de antología y pinta de cuerpo entero al sistema de procuración y administración de justicia de este país donde, como dijo Díaz Mirón: “En este lugar maldito, do impera la tristeza, no se castiga el delito; se castiga la pobreza”.
Que no robe un infeliz un pan, porque cae sobre sus espaldas todo el peso de la ley, lo que no ocurre con los políticos, gobernantes y funcionarios que se reparten impúdicamente el botín que una vez fue llamado Cuerno de la Abundancia.
Mientras más pillos y sinvergüenza es un funcionario, más escala en los cargos públicos.
Los ejemplos menudean.
A Néstor Moreno no lo descubrió la Procuraduría General de la República; el caso de Moreno salió a la luz pública después de que la multinacional suiza ABB fuera multada por la Comisión del Mercado de Valores de EU, por corrupción en México.
En septiembre de 2010, la comisión informó que ABB pagaría 58.
8 millones de dólares para resolver la acusación de pagar sobornos a funcionarios mexicanos e iraquíes a fin de obtener contratos de energía, entre 1999 y 2004, involucrando a personal de la CFE y de Luz y Fuerza del Centro, liquidada de un plumazo por Felipe Calderón.
Aunque inicialmente el gobierno mexicano negó que funcionarios de la paraestatal estuvieran involucrados en tales sobornos, la exhibición de un yate, de un auto Ferrari y de depósitos millonarios en bancos de Estados Unidos, no dejó lugar a dudas, por lo que la Procuraduría, a querer o no, debió iniciar una investigación con culminó con la orden de aprehensión por enriquecimiento ilícito, más de un año después de que en el vecino país el caso fuera cerrado con la elevada multa que se impuso a la empresa suiza, más el pago de 2.
3 millones de dólares por daños y perjuicios a la CFE.
Moreno Díaz fue detenido en el aeropuerto de Toluca, de donde debía partir con rumbo a Europa a fin de escapar de la justicia mexicana; sin embargo, el juez que libró la orden de aprehensión, mandó también que fuera puesto en libertad, porque otro juez le había obsequiado un amparo en contra de cualquier intento de detección.
No se le concedió la libertad bajo fianza porque había la certeza de que huiría del país; pero, si se le puso en libertad por la orden de otros juez que ahora dice que no, que no concedió el amparo definitivo y que lo que había hecho era expedir un amparo provisional que ya había vencido.
Total, un “margallate” para proteger al funcionario que está acusado de enriquecimiento ilícito bajo el expediente 25/2010, por más de 33 millones de pesos, lo que es una bicoca con respecto de lo recibido, tanto de la empresa suiza, como de la arrendadora californiana Azusa, a la cual la CFE alquilaba plantas generadora de energía eléctrica de emergencia.
Las razones por las cuales Néstor Moreno Díaz no fue aprehendido previamente y fue dejado en libertad mediante maniobras amañadas, es que se trata del eslabón más débil de una cadena de trafiques en la Comisión Federal de Electricidad y en la extinta Compañía de Luz y Fuerza del Centro; hartamente denunciados, que llegan hasta niveles muy altos.
Muy difícil sería que se le vuelva a aprehender.
Si no ha logrado salir del país, en este momento ya prepara el “cutter” o el cortaúñas con el que habrá de quitarse la vida como ha ocurrido con otros funcionarios menores involucrados en fraudes de mucha monta.
El quid es que no se interrumpa la buena digestión de los magnates que se han vuelto multimillonarios en dólares con tan sólo prestar sus buenos oficios en cualquier dependencia con presupuesto respetable o poder para negociar al margen de la ley.
¿Los jueces? Pues, ya sabe usted: están para lo que están y ahora más, con la moda de no decir sus nombres desde que se han convertido en el punto clave del juego de retruécanos que campea sobre las planicies del Anáhuac.