Patricia Muñoz y Ciro Pérez Silva
Lunes 2 de mayo de 2011, p. 9
En la conmemoración del Día del Trabajo, en la que los sindicatos independientes del país sepultaron simbólicamente la reforma laboral y le dijeron al presidente Felipe Calderón que los trabajadores mexicanos están
hasta la madrede sus políticas económica y de seguridad, el desplome de la enorme estructura metálica que estaba detrás del templete estuvo a punto de provocar una tragedia, ya que al menos 11 líderes y representantes de organizaciones sindicales –nacionales y extranjeras– resultaron heridos.
El enorme templete que se utilizó este primero de mayo para las conmemoracines obreras fue instalado entre Catedral y Palacio Nacional. Había sido ocupado desde temprana hora por más de un centenar de líderes del Congreso del Trabajo (CT), que ahí realizaron su acto, al término del cual recibió a los dirigentes del sindicalismo democrático, que arribaron a la plancha del Zócalo luego de marchar desde varios puntos.
Poco antes de que terminara este segundo mitin, toda la estructura metálica colocada a espaldas de la plataforma principal del templete, de unos 20 metros de ancho por 5 de alto, que sirvió para colocar las mantas alusivas al Día del Trabajo, se vino abajo de manera estruendosa, golpeando a dirigentes, reporteros, camarógrafos y otros asistentes. El saldo fue de 11 lesionados que tuvieron que ser trasladados a la Cruz Roja, aunque al menos una veintena sufrieron golpes diversos.
Hubo 30 mil asistentes
La movilización, convocada por la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y el Frente Sindical Mexicano (FSM), fue encabezada por el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), organizaciones campesinas, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y decenas de gremios y organismos sociales. Al acto acudieron más de 30 mil sindicalizados que llegaron al Zócalo coreando consignas contra el presidente Felipe Calderón y el secretario del Trabajo, Javier Lozano.
El reclamo en contra de esta administración se dio en todos los tonos. En el templete, los dirigentes condenaron la
obsesióndel gobierno panista por vulnerar los derechos laborales, el haber convertido a México en el paraíso de los bajos salarios, ser la
presidencia del desempleo, y querer cerrar con broche de oro el sexenio con una reforma totalmente empresarial a la Ley Federal del Trabajo.
Mientras en el Vaticano el presidente Felipe Calderón se da golpes de pecho, aquí está jodiendo a los trabajadores, dijo el dirigente del SME, Martín Esparza Flores, quien en su discurso llamó a
no darle ni un solo voto a los fascistas del PAN, que son el auténtico peligro para México.
Fernando Perfecto, dirigente de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México (ASPA), señaló que esta administración es un
gobierno de cuentas alegres, el cual perdió la paz social y ha puesto al país en la antesala de la crisis. El sexenio de Felipe Calderón, dijo, ha ofrecido un diario
menú macabrode descuartizados, baleados, secuestrados.
Le decimos basta a los funcionarios soberbios, a la burocracia abultada, a que nos quieran gobernar vía Twitter... basta de este régimen panista.
En la movilización confluyeron telefonistas, tranviarios, maestros, pilotos, sobrecargos de aviación, trabajadores de la industria nuclear, mineros, técnicos petroleros, integrantes de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala, representantes de centrales obreras mundiales como la Federación Internacional de Trabajadores de la Industria Metalúrgica (FITIM), de Nafin, la cooperativa Pascual, Monte de Piedad, bomberos, miembros del Partido Comunista y campesinos de San Salvador Atenco, y los electricistas, que ya los esperaban en el Zócalo.
Como parte de las protestas quemaron un enorme monigote de cartón con la figura del presidente Calderón, y ondearon mantas donde advertían:
Si hay reforma laboral, habrá castigo electoral. Los mineros vestían camisetas rojas con leyendas en favor del regreso de Napoleón Gómez Urrutia al país, dirigente que, en un mensaje enviado desde Vancouver, alertó de la ofensiva
abierta y descarada de las viejas fuerzas de la reacción, encarnadas en los gobiernos panistas, en contra de los trabajadores y las libertades públicas.
Francisco Hérnández Juárez, dirigente de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), declaró prácticamente enterrada la reforma laboral; los trabajadores llevaron ataúdes de cartón para sepultar la iniciativa. En este acto se leyó una declaración del Tribunal Internacional de Libertad Sindical, que decía:
Observamos con alarma, no sólo la falta de mejora, sino el agravamiento y profundización de la violación sistemática de los derechos fundamentales del trabajo en México, en medio de un clima de violencia generalizada. El texto fue leído por Horacio Meguira, de la Confederación Sindical de las Américas
El acto se interrumpió para informar que jóvenes del Congreso Anarquista habían sido
encapsuladospor la policía del Distrito Federal en las inmediaciones del Monumento a la Revolución, por casi 40 minutos. Tras las protestas, les permitieron continuar, aunque fueron custodiados hasta el Zócalo.
Casi terminaba el acto y Jyrki Raina, presidente internacional de la FITIM, iba a tomar la palabra, cuando se vino abajo la estructura posterior del templete, que lesionó, entre otros, a Jorge Almeida, de la misma federación; Miguel Gálvez, María Teresa Muñoz, Luis Ramírez y Fernando Muñoz (estos dos últimos del SME).
Reporteros y fotógrafos de los medios de comunicación intentaron cumplir con su trabajo, pero fueron obstaculizados e incluso agredidos por algunos asistentes al acto. Los directamente afectados fueron el camarógrafo de Efekto TV Alfredo Mancera, así como varios comunicadores de Univisión, Televisa y Tv Azteca.