La mañana de ayer, en una modesta población del estado de Hidalgo, caracterizada por la pobreza de la mayoría de sus habitantes, se escenificó un lamentable acontecimiento cuando reporteros y camarógrafos de la cadena Milenio TV trataron de realizar un reportaje de la casa donde viven los hijos del líder gremial Martín Esparza.
A esas horas, el señor de la casa se encontraba en la ciudad de Puebla, en una comparecencia judicial, en defensa de uno de los agremiados del Sindicato Mexicano de Electricistas.
Un grupo de vecinos y de supuestos trabajadores de una finca agropecuaria perteneciente a Esparza, impidieron a los reporteros cumplir con su trabajo profesional porque, obviamente, la encomienda periodística llevaba la intención de desprestigiar al combativo dirigente sindical.
Los vecinos de esa población cercaron a los informadores, les quitaron celulares y cámaras fotográficas y de video, bloquearon con rocas el paso a sus vehículos, y con palos y piedras en las manos amenazaron con linchar a los reporteros de Milenio.
Para nadie es desconocida la campaña sistemática de los grandes medios de comunicación que, en apoyo del gobierno federal, han desatado en contra de los más de 40 mil electricistas y de sus familias.
El crimen de los activistas del SME no es otro que haber, denodadamente, luchado por conservar sus fuentes de trabajo e impedir que, después de cerca de cien años de existencia de esta organización laboral, los echaran a la calle, culpándolos de todos los errores gerenciales de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, la empresa paraestatal que operaba en el Valle de Anáhuac y en los demás estados del Altiplano.
Por este deber tan elemental en el carácter humano, que lleva a un trabajador a sentirse obligado a conservar su fuente de empleo o, simplemente, negarse a morir de hambre, a los electricistas del SME los han perseguido como perros del mal, con toda la fuerza del Estado mexicano, de las policías federales y de los más connotados grupos de derecha.
A través de sus voceros autorizados, todos estos sectores reaccionarios se han opuesto a cualquier negociación del gobierno con el Sindicato, además de cerrarles las puertas a todos los centros de trabajo al alcance de los electricistas.
El virtual levantamiento de los vecinos de Esparza es sólo una advertencia de lo que pueden llegar a hacer los grupos populares, cuando se sienten perseguidos, golpeados y acechados cobardemente. Cuando pierden la esperanza en la justicia, los pobres son capaces de cualquier medida desesperada.
Habrá que tener mucho cuidado porque son muchos los millones de mexicanos que sufren la pobreza sin encontrar una solución a sus necesidades. Esta situación explica el por qué de la fuerza del narcotráfico, actividad a la que ingresan miles de jóvenes que no tienen ninguna otra opción para sobrevivir.
Sin embargo, no será persiguiendo, encarcelando ni matando a los ciudadanos que se rebelen contra el estado de injusticia social que rige a la realidad de nuestro tiempo, como se desactivará esta bomba.