17 noviembre 2013 | Desinformemonos.org
Madrid. Basura sin recoger, malos olores y falta de limpieza es lo que sucede en la capital del Estado español cuando los trabajadores de la empresa, que tiene concesionado el mantenimiento de la ciudad, deciden que no permitirán que la empresa los envíe a la miseria y que el ayuntamiento eluda su responsabilidad.
Madrid es la ciudad con más deuda de España, desde la época de su anterior alcalde Alberto Ruiz Gallardón, actual Ministro de Justicia. Esa deuda no sirvió para mejorar la vida de los madrileños ni las condiciones de trabajo de quienes trabajan para el Ayuntamiento, sino para construir grandes carreteras subterráneas y mutar todo tipo de plazas en explanadas de piedra de granito, propicias para las terrazas de bares, sobre todo en el centro de la ciudad.
Los espacios de todos se convirtieron en negocios que pagan al consistorio. El dinero gastado en remodelar el edificio de Correos o palacio de Comunicaciones, en la Plaza de Cibeles, para hacerse un Ayuntamiento a la medida de sus grandezas, es otro de los muchos gastos que dieron origen a la gran deuda de la ciudad de Madrid.
Los bomberos de la ciudad han mantenido duras y largas protestas y huelgas, porque no les renuevan los coches ni las escaleras, ni les proporcionan los medios necesarios para hacer frente a los incendios y la disminución del número de bomberos. Fueron quienes bautizaron al entonces alcalde como “El Faraón Gallardón”, por sus obras y gastos excesivos para los medios de la ciudad.
Hace tres años se puso una tasa de basura, un nuevo impuesto, en función de los metros y el barrio de las viviendas. Esta recogida de basura se pagaba de los impuestos generales de la ciudad, pero la gran deuda hace necesario sacar dinero de cualquier sitio.
La limpieza y jardinería fue cedida a empresas concesionarias -anteriormente fueron una empresa municipal-, que no son precisamente pequeñas sino las grandes empresas con otro sector controlado: CESPA (Ferrovial), Valoriza (Sacyr) y OHL-FCC. Son tres grandes constructoras que suman el sector de limpieza y jardinería de Madrid a sus muchos contratos.
La actual alcaldesa, Ana Botella, mujer del ex presidente José María Aznar, disminuyó en un 30 por ciento lo pagado a las empresas concesionarias, adjudicatarias del servicio que por supuesto están para ganar y no para perder ni tener ningún tipo de consideración con nadie. Por ello plantearon un expediente de regulación de empleo para mil 100 personas, rebajas salariales que rondan el 42 por ciento y aumento de una hora de jornada de trabajo. No sólo el Ayuntamiento bajó un 30 por ciento el gasto en limpieza diaria y jardinería; tampoco mantuvo la obligación a estas empresas de sostener el empleo. Hasta ahora, las concesionarias tenían la obligación de mantener los empleos existentes -es la nueva forma de contratación llamada servicios integrados. Por palabras sonoras que no falte.
El trabajo de limpieza y jardinería es duro, poco valorado socialmente y con salarios bajos. Disminuir los salarios en un 42 por ciento les deja en situación de miseria a unos y en la calle al resto. La alcaldesa considera que el problema es entre las empresas concesionarias y los trabajadores, y que ella sólo se tiene que ocupar de que se cumplan los servicios mínimos.
Estas son las razones por las que los trabajadores de limpieza y jardinería iniciaron una huelga indefinida, con un seguimiento del 97 por ciento. Solo la huelga, la lucha y el apoyo y comprensión de los madrileños ante la situación (basuras en el suelo sin recoger, malos olores y falta de limpieza de la ciudad), pueden hacer que cambie la posición del Ayuntamiento, verdadero responsable, y que se llegue a un acuerdo con los trabajadores en el que se mantengan los puestos de trabajo, los salarios y las condiciones actuales de este colectivo en huelga indefinida.
A dos años de Gobierno de Rajoy: más desempleo, más pobreza y más desigualdad
Fuente: Desinformemonos.org
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