22 octubre 2013 | Pedro Matías | Proceso
OAXACA, Oax. (apro).- “El rasgo distintivo de los indígenas es la terquedad. ¡Son necios como las mulas!”, fue la expresión que motivó el cese fulminante de la cuarta visitadora general de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Teresa Paniagua Jiménez.
Y es que la representante del ombudsman Raúl Plascencia Villanueva en el Foro derechos humanos de la juventud indígena: compromiso inaplazable de México, que se realizó en esta capital, exhibió el desprecio que tiene hacia ese sector de la población.
El desplante generó gritos y silbidos de reproche a la hasta ese momento visitadora de la CNDH, quien consideró que el rasgo distintivo de los indígenas no es su color de piel, sus lenguas originarias, sus ganas de salir adelante, sino el que sean “¡necios como las mulas!”.
Ni la figura del presidente Benito Juárez que llegó a ser el Benemérito de las Américas, ni nada por el estilo la convencieron.
Ante el reclamo del propio defensor de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca, Arturo Peimbert, la visitadora Teresa Paniagua tuvo que abandonar el foro que pretendía convertir en un acto folclórico para lucimiento de la CNDH.
Un día después, se confirmó que el presidente de la CNDH pidió la renuncia de la visitadora que –según trascendió– comentó que los indígenas no deberían ser hospedados en hoteles sino en albergues para que no se sientan incómodos.
El evento que tenía como objetivo generar un espacio de diálogo abierto con la juventud indígena de Oaxaca para conocer su situación actual, sus demandas y perspectivas en el ejercicio de sus derechos fundamentales, terminó en un acto de agravio.
En la inauguración, Teresa Paniagua manifestó que “es necesario impulsar programas y proyectos culturalmente pertinentes y con perspectiva de género que se centren en este sector de la población que ha sido olvidado. La interculturalidad indígena debe estar presente en todas las políticas gubernamentales”.
Pronto, se le cayó esa máscara de indigenismo y mostró su verdadero rostro: el desprecio a los pueblos originarios.
Su desliz comenzó al narrar una anécdota: “Fíjense que a mí me llamó poderosamente la atención que estando en la sierra de Chihuahua, en un auditorio como éste, hay una enorme diferencia entre lo que se siente entre el norte y el sur. ¡Una enorme! ¡Hay un abismo¡ Y es muy interesante observarlo y analizarlo, pero tampoco hay que hacerlo con frialdad, hay que hacerlo con mucho cuidado.
“Yo le pregunté a los jóvenes: ¿quiénes se consideraban como indígenas? Y levantaron la mano como 10. ¿Qué significa eso? Que en algunos estados no quieren reconocerse como indígenas. Saben, desde ahí empieza todo, es muy importante reconocerse indígenas porque a partir de ahí en el ser natural del ser humano, en el ser natural de la persona es cuando empieza a germinar el interés por salir adelante a pesar de todo.
Y volvió a lanzar otra pregunta: “Ustedes me podrían decir ¿cuál era una de las principales cualidades que tenía Benito Juárez? Una nada más, una de las más importantes.
–A ver usted joven que alzó la mano por allá, señaló Teresa Paniagua.
–Que hablaba distintas lenguas, respondió.
Paniagua: ¡Ah, ver!
Joven: ¡Qué hablaba este! Que…
Paniagua: ¿No habrá otro micrófono que sirva?
Público: No sería que se reconocía por ser indígena.
Paniagua: ¿Me puede repetir por favor su respuesta?
Público: Que a pesar de ser indígena llegó al poder.
Paniagua: ¡Ajá! ¡Sí! Pero, hay una particularmente interesante que es el rasgo distintivo de los indígenas. ¿Alguien me la podría decir?
Público: ¿Podría ser la humildad?
Paniagua: La humildad, ¿Qué me dicen por allá?
Público: Que llegó a ser presidente siendo indígena, y hablaba distintas lenguas
Paniagua: ¡Sí! Pero, pero, pero un rasgo distintivo, no es que llegó a ser presidente, ni el Benemérito de las Américas, ni nada por el estilo sino un rasgo distintivo que es lo que distingue finalmente a los indígenas.
Público: ¡Color de la piel! ¡Que era moreno!
Y viene un coro de silbidos y gritos.
Paniagua: Me, me pueden, a ver en orden por favor, porque no los alcanzamos a escuchar todos. Que era oaxaqueño, dicen. A ver usted, por favor.
Público: Yo quiero pensar que fue que aunque era indio, él se sintió con el derecho de salir adelante, de buscar una alternativa, por su misma raíz tuvo que salir a buscar apoyo a una familia mestiza, con una ascendencia española, pero aun así no se detuvo para poder estudiar y salir adelante, aunque se sintiera o se haya sentido diferente, no lo sé, pero sí, aunque haya sido indio él se sintió con su derecho de salir adelante.
Paniagua: ¡Bueno! No podemos darles la voz a todos, nada más quisiera escuchar la última opinión, por allá si alguien quisiera decirla por favor.
Público: ¡Por el color, ser moreno, el color de su piel!
Paniagua: ¡No! Bueno, es muy interesante todo lo que puedan decir, porque pues es una personalidad tan inmensa la de Benito Juárez que se podrían decir muchas cosas y todas son aplicables.
Pero el rasgo distintivo de los indígenas es la terquedad. ¡Son necios como las mulas! Entonces gracias a esa tenacidad, gracias a esa necedad es cómo podemos salir adelante, porque entonces esa necedad nos hace voltear a ver más adelante.
Luego de este traspié buscó justificarse: “No lo tomen ustedes como algo fuera de lugar, es una expresión coloquial nada más.
Es, es un rasgo, quiero decirles que yo por ejemplo, para poder estar aquí con ustedes y para después seguir en un conversatorio, para escuchar otros puntos de vista diferentes, he tenido que conocer a todos los indígenas del país, pero lo que me hace a mí también y me da la facilidad de hacerlo, es que nací en un pueblo de Chiapas, que tiene el 85 ó 90 por ciento de población indígena, entonces, cuando yo nazco rodeada de indígenas, me empiezo a penetrar en su mundo, en su cosmovisión, en sus costumbres, y eso es lo que me ha permitido ahora entender toda esa complejidad que entraña lo indígena”.
“¡Qué bueno que estén conscientes! ¡Y qué bueno que así lo tomen! ¡Qué bueno que alcen la mano cuando se les pregunta de qué regiones son! Porque solamente de esa forma reconociendo de dónde venimos, de dónde somos y hacia dónde vamos, podemos nosotros llegar muy lejos”.
Y siguen los traspiés. Antes de iniciar el conversatorio declaró un receso no sin antes recomendarles:
“Si alguien no quiere estar como público en el conversatorio, también quiero decirles que pueden pasar a comer, hay comida para todos y también afuera, así como se registraron también hay un reconocimiento firmado para todos y cada uno de ustedes jóvenes, me siento muy orgullosa de todos ustedes, qué bueno que sean así, y mi agradecimiento por su tiempo, por su entusiasmo y por su participación”.
La visitadora ya no regresó al foro, viajó a la Ciudad de México donde el ombudsman le pidió su renuncia porque con su actitud exhibió a la CNDH.
Fuente: Proceso
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