2 julio 2012 | Isaí Lara Bermúdez | ZETA Tijuana
Billetes de 500 repartieron a cambio de copias de credenciales y compromisos para votar
El aviso llegó por la vía telefónica. Número desconocido. Una voz informó: “Habrá entrega de dinero. Mucho”. De inmediato las preguntas de cajón: quién, dónde, cuándo. El interlocutor anunció día, hora y lugar. Solo eso.

La gente se arremolinaba sobre la calle Siete, esa vez ni acarreo. Todos fueron por su propio pie y en sus medios para hacerse de mil, mil 500 pesos. “Venimos a una reunión”, avisaban tímidamente antes de entrar.

Mientras más se adentraba en el edificio, uno podía ir decantando la versión anónima o afirmarla. Ninguna persona a simple vista tenía dinero en la mano, y nadie estaba repartiendo. Era simplemente una espera masiva. Ni un solo reportero, ni una cámara. Ningún candidato. Algo notable es que todos, sin excepción, sujetaban fotocopias de credenciales de elector. Dos copias.
Una mujer, a la cual se le preguntó el motivo del encuentro, se limitó a decir: “Es reunión del partido, no sabemos para qué, solo nos dijeron que viniéramos y esperáramos a la gente de México”.
Así, sin aspavientos, de súbito, cuatro hombres arribaron al local. Vestimenta fina, zapatos oscuros, caras limpias, fajados y con maletines negros, se abrieron paso. Robaron la atención.
Los de los maletines se acomodaron en mesas y sillas en uno de los salones, y entonces comenzó todo. “Los hombres de México” colocaron las maletas en medio de sus piernas. Uno de ellos se quedó de pie, al lado izquierdo de la mesilla. A éste le habían dado con anterioridad unas listas.
En cada salón que integra el Burócratas la dinámica fue igual, las personas empezaron a recibir en efectivo su dinero. Inició la lotería, la repartidera de cientos de miles de pesos por parte del Partido Revolucionario Institucional a quienes pretenden que voten y trabajen en las próximas elecciones a favor de sus candidatos. Especialmente por Chris López, candidato a diputado federal del Distrito 6.
Ese día en que el reportero de ZETA atestiguó la entrega de billetes, se repartieron por persona de mil 500 hasta 2 mil 500 pesos. La mecánica era que la gente esperaba a escuchar su nombre de acuerdo a la sección electoral que le corresponde, acudía a la mesa, entregaba las copias de las credenciales de elector y recibía el pago en relucientes billetes de 500 pesos. Había tanto priistas como verde ecologistas.

“Escóndaselo, guárdeselo muy bien y diga que vino a una reunión”, fue la indicción a cada beneficiada. Y la obediencia se hizo realidad. Cada una de las señoras recogía celosamente sus billetitos. “No diga nada de dinero”, insistió el hombre que por cada beneficiado, sacaba las pacas de las maletas negras.
Algunos de los favorecidos informaron al reportero que eran jefes de manzana, y jefes de secciones distritales del PRI en el Distrito 6, y se les pagaba por el apoyo para llevar votos a los candidatos de ese partido, así como su participación en marchas, mítines y reuniones. Acarrear a los suyos y además conminarlos a votar el 1 de julio.
Al día siguiente de la entrega, el candidato Chris López hizo un evento a donde cada persona socorrida con el dinero debía llevar a “su gente”.
Casualmente muchas, si no es que todas las personas beneficiadas, se identificaron también como promotoras de manzana del gobierno municipal de Carlos Bustamante a través de la Secretaría de Desarrollo Social, son las encargadas de repartir despensas, materiales de construcción y otras dádivas más. Pero en aquella ocasión estaban para recibir el efectivo.

Se fijó el mismo Salón Burócratas, pero de última hora hubo cambios. Uno de los invitados se enteró: “Es que la otra ocasión hubo problemas, ahora será en otro lugar”. Toda la maquinaria tricolor se trasladó al Salón Mutualista, también en la Zona Centro de Tijuana.

Uno que otro de los asistentes se fue largo. Cobró 5 mil pesos por ser coordinador de movilizadores, pero en general, la cantidad entregada a las jefas de manzana fue de mil 500; para las jefas de sección, 2 mil pesos.
La billetiza priista se entregó desde las 3:30 de la tarde hasta las 7:00 de la noche. Siempre igual: nombre, fotocopias, sección, billetes y recomendación: “Escóndase los billetes, que nadie se los mire”.
Es cosa de imaginar que las mismas mochilas con las pacas de 500 salieron vacías.
En esta ocasión los encargados de repartir los recursos vestían casi uniformados, camisa azul, pantalón oscuro y mochilas negras como de policía, esas que se cargan de lado a lado en el pecho y la espalda de quien las porta.
Afuera del pequeño recinto había unas 700 personas acomodadas en las mesas, todas sentadas a la espera de su dinero. En el micrófono, Guillermo López Reyes dirigía a las masas. Por las bocinas nombraba las secciones para que se formaran y pasaran por el efectivo. Aprovechó también para estar recordando el cierre de campaña del PRI y del candidato Chris López.
“El Gordo Memo”, como las señoras lo conocen, es empleado del Ayuntamiento. Se ostenta como “coordinador de desarrollo político”, pero en la nómina oficial aparece como empleado de la Secretaría de Gobierno, que dirige Roberto Alcides Beltrones, y cobra 43 mil 146 pesos como “director de gestión política”.
En esta ocasión, desde las tres de la tarde, López Reyes estuvo desquitando su sueldo en el Salón Mutualista, organizando el pago a cientos o miles de personas.
Otro colaborador del PRI es Jafet Ayala, quien se desempeña como coordinador del Distrito 6 y se percató de la presencia del reportero en la segunda entrega. Unas señoras le advirtieron: “Un cabrón está tomando fotos”.
Lanzó una mirada de arriba a bajo. Marcó por celular, hizo señales con otros y se acercó: “¿Tú de dónde vienes? ¿Cómo te llamas? ¿Quién te invitó? ¡Identifícate!”. Su preocupación de que alguien ajeno fuera testigo, convirtió la escena en un interrogatorio. Puso su mano en el hombro del reportero e invitó a salir. “Es un acto partidista”, la justificación. Ante la negativa, llamó a otros.
Unos seis adolecentes entre 18 y 20 años se acercaron capitaneados por un adulto de nombre Marco Antonio Ayala. Flacos como ramitas de árbol, morenos, uniformados con las camisas de Chris López, se sintieron aprendices de mafiosos; no intimidaron a nadie. A leguas manejados como ganado, los morritos fueron arreados con la instrucción de amedrentar.
Unos al lado, otro enfrente del reportero. Jafet también al lado y, pendiente, no quitó atención hasta que el “cabrón que está tomado fotos” se fue. Otras señoras, éstas obesas y descuidadas, también comenzaron a tomar fotos y advertir a todos de la presencia extraña. Los críos priistas salieron hasta la banqueta para asegurarse de que ya nadie pudiera ver los pagos y los billetes entregados al por mayor.
Además de dinero, a cada “patrocinado” por el PRI le encomendaron repartir más artículos del candidato presidencial Enrique Peña Nieto. Vasos, camisas, termos, los paquetes iban a ser enviados a cada colonia al día siguiente.
Y claro, los “coordinadores” del PRI prometieron más efectivo, vales de gasolina y tarjetas de celular el día de la elección. El esposo de una confió: “Para que saquemos a nuestra gente a votar”.
Así se teje la estructura electoral, la maquinaria benefactora que se activa únicamente en tiempos de discursos y votos, democráticos y de civilidad política, en la antesala del fraude.
Fuente: Zeta Tijuana