Ello puede generar inestabilidad e incluso violencia: investigador
Emir Olivares Alonso | Periódico La Jornada | Jueves 19 de enero de 2012, p. 5
La alimentación es un derecho humano que poco a poco se ha dejado de garantizar ante la crisis alimentaria que se presenta en el país, aseveró Antonio Turrent, investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias. Subrayó que en México se está perdiendo la carrera entre población y alimentos, lo que de no corregirse a tiempo generará inestabilidad y hasta violencia.
Durante las mesas sobre seguridad alimentaria del Congreso Ciencia y Humanismo, organizado por la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), advirtió:
Ya viene el hambre, ya viene la sequía. De hecho aquí están y la sociedad no podrá seguir ignorando cómo el Estado y los productores están manejando esta situación. Se requiere de un cambio político; es indispensable y va a ocurrir, no tengo la menor duda. El derecho a la alimentación es tan importante como la salud o la educación.
Sostuvo que aun sin considerar el problema del cambio climático, esa carrera México la está perdiendo, pues la producción de alimentos es deficitaria y con tendencia a agravarse.
Si no hacemos algo éste será uno de los mayores problemas y el país será un Estado fallido. Estas carencias se manifestarán con violencia; habrá quienes para darle de comer a sus hijos tengan que robar o hasta matar.
Aun cuando México se caracterizó por ser productor de granos, actualmente depende de otras naciones para su consumo. Uno de cada tres kilos de maíz que se consumen en el país es importado y para el año 2025 se estima que esta cifra llegue a 50 por ciento.
Esa situación será insostenible.
Hoy día, dijo, importamos 31 por ciento del maíz que ocupamos, 8 por ciento del frijol, 42 de trigo y 67 por ciento de arroz, principales granos de la dieta del mexicano. Además, de las 59 razas existentes del maíz en el país sólo se consumen 10.
Mejorarlas sería importante para la seguridad alimentaria y es responsabilidad del Estado y de los productores.
México cuenta con 31 millones de hectáreas de tierra para la siembra, de las cuales 9 millones están en el sureste. Para el investigador es precisamente en las tierras cultivables del sur donde se debe apostar para enfrentar el desafío de la crisis alimentaria.
La escasez de alimentos y el incremento de los precios a escala mundial estimulará a la sociedad a revalorar la seguridad alimentaria frente a los derechos humanos y para eso se requerirán inversiones cuantiosas, racionalizar los recursos del campo, disponer de agua y mejorar su uso, así como reducir la erosión hídrica, pero es urgentísimo acondicionar en el sureste del país maíces más tolerantes a la sequía o al calor extremo.
En su turno, Miguel García Winder, del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, destacó el papel del sector ganadero, pues a escala mundial genera 40 por ciento de los alimentos, además que de los 7 mil millones de habitantes en el orbe, mil millones viven de la ganadería. En México esta producción genera 4.3 millones de empleos directos y 13 millones indirectos.
A pesar de ello no se nos toma en cuenta por el prejuicio de que la ganadería sólo beneficia a unos cuantos.
Lamentó que el país también presente dependencia ganadera, ya que sólo es autosuficiente en la producción de huevo.