Víctor Cardoso
Lunes 16 de mayo de 2011, p. 25
La Jolla, Cal., 15 de mayo. La apertura del sector energético a la inversión privada ha dejado más malas experiencias que buenas, y en algunos casos los intentos han sido
un desastre, afirmó Roger Tissot, investigador de temas de energía por el Instituto de las Américas y consultor privado.
En el taller Geopolíticas de la energía en Latinoamérica: tendencias del mundo energético, economía, contratos, gas esquisto y sustentabilidad, el especialista consideró que en dicha apertura en la región únicamente el caso brasileño
ha sido positivo.
Esa experiencia “ha sido positiva, aunque el manejo de la empresa nacional (Petrobras) ha sido complicado. Me gusta lo que hizo en materia política (el ex presidente Fernando Henrique) Cardoso para abrirla al mercado. En el caso de Perú fue un desastre lo que hizo Fujimori.
En Argentina hubo buena apertura, pero después fue una lástima que se perdiera la oportunidad de desarrollar una industria más eficiente; la privatización de yacimientos fue algo positivo, pero diría que también fue un desastre. La de Venezuela en los años 90 fue atractiva, pero políticamente no viable cuando las condiciones del mercado cambiaron. El caso colombiano ha sido atractivo y, creo, sostenible a largo plazo; el problema es cuando la dependencia petrolera es tan grande que hace que la sostenibilidad de los contratos no sea viable.
–Al final, ¿la evaluación sobre la apertura en el sector energético latinoamericano es de más casos malos que buenos?
–Es una evaluación de más o menos.
–¿En el caso de México, que asigna cada vez más contratos a empresas privadas y donde existe una corriente de opinión que busca impulsar la apertura energética al sector privado?
–Está siendo muy modesto.
Desde el punto de vista de Tissot, México debería seguir el ejemplo brasileño, iniciando con una
democratizacióndel capital de Pemex, mediante su bursatilización, y promover mayor competencia, al menos en materia de contratos.
Se hizo notar al especialista que en la materia dos empresas estadunidenses de las más grandes del mundo, Halliburton y Schlumberger, son las que acaparan los contratos.
“Pemex tiene grandes contratos con empresas de servicios. Eso es muy común para las compañías tanto privadas como públicas. La diferencia es que cuando la actividad está en manos de una, ésta debe tener un conocimiento oportuno de la rentabilidad de cada proyecto.