Es tanto el odio de Calderón y la furia de Lozano contra los ex electricistas que han obligado a los empresarios, para que por ningún concepto los contraten.
Álvaro Cepeda Neri
En la lucha sindical de los ex trabajadores de Luz y Fuerza del Centro (empresa que el cada vez menos presidente Calderón, disminuido desde su apuradísima “victoria” que le otorgaron el IFE, el TRIFE y la Suprema Corte, y Lozano Alarcón, feroz perseguidor de trabajadores y cómplice de los patrones, liquidaron), de los cuales cerca de 20 mil decidieron dar la batalla por sus plazas laborales, han encontrado con que sus inscripciones en el IMSS son utilizadas como fichas, casi policiacas, para que la Confederación Patronal, el Consejo Coordinador Empresarial (donde despacha Mario Sánchez, dueño de las Juntas de Conciliación y Arbitraje, en Sonora con la autorización del desgobernador Padrés Elías) y las organizaciones de la oligarquía que se beneficia del capitalismo salvaje, boletinen a esos trabajadores y no los contraten.
Miles de ellos recorren los sitios donde solicitan personal con anuncios hasta en mantas en las paredes u otros medios y en cuando dan sus datos, que incluye su inscripción en el IMSS, los empleadores consultan en sus computadoras y si el solicitante perteneció a la empresa pública de electricidad y no aceptó la indemnización, entonces le dicen que no reúne los requisitos y le dan con la puerta en la cara. Estos trabajadores se dieron cuenta que si proporcionan su registro del IMSS, inmediatamente son víctimas de las venganzas calderonistas y patronales, con la frase de ya no hay vacantes o para el solicitante, en particular, no existe empleo.
Miles de ellos recorren los sitios donde solicitan personal con anuncios hasta en mantas en las paredes u otros medios y en cuando dan sus datos, que incluye su inscripción en el IMSS, los empleadores consultan en sus computadoras y si el solicitante perteneció a la empresa pública de electricidad y no aceptó la indemnización, entonces le dicen que no reúne los requisitos y le dan con la puerta en la cara. Estos trabajadores se dieron cuenta que si proporcionan su registro del IMSS, inmediatamente son víctimas de las venganzas calderonistas y patronales, con la frase de ya no hay vacantes o para el solicitante, en particular, no existe empleo.
Es tanto el odio de Calderón y la furia de Lozano contra los ex electricistas (y como no pueden desquitarse con Martín Esparza y su élite de la cúpula sindical, lo hacen con los de a pie), que han obligado a los empresarios, para que por ningún concepto los contraten. Ni siquiera los que aceptaron la miserable indemnización encuentran trabajo, ya que los 64 mil ex electricistas están fichados como enemigos del PAN y tachados de “alborotadores”. La inscripción en el IMSS (que se supone es confidencial) es la clave que los señala para ser rechazados por estar en la lista negra de Calderón-Lozano.
Son medidas antiobreras y perversas para mantener en el desempleo a quienes se atrevieron a defender sus derechos como trabajadores, dispuestos a cuestionar la política autoritaria del PAN y sus secuaces en la Secretaría del Trabajo (¿del trabajo o secretaría del desempleo?) y en el IMSS, con apoyo de los patrones. Si hay vacantes no existen para los ex electricistas. A quienes el calderonismo sigue orillando a radicalizar sus ya desesperadas acciones, y con las facultades pedidas por Calderón de usar las fuerzas armadas para reprimir toda protesta, cualquier día de estos asistiremos, como en tiempos de Díaz Ordaz (ídolo de Lozano Alarcón) y de Victoriano Huerta (ejemplo que sigue Calderón), a nuevas embestidas con más homicidios, como si los trabajadores fueran delincuencia organizada. Al fin y al cabo para el PAN-Calderón, los mexicanos somos, o delincuentes o “daños colaterales”. El calderonismo quiere disparar contra todo lo que se mueva.