sábado, 19 de marzo de 2011

El talentoso Lozano

Ciertamente. Javier Lozano Alarcón es capaz y talentoso, pero no como para dirigir los destinos de la nación, como vanidosamente lo expresó hace unos días, sino para destruir empresas y sepultar trabajadores, de lo que ha dado muestras claras con los mineros de Pasta de Conchos, el Sindicato Mexicano de Electricistas y, recientemente, la Compañía Mexicana de Aviación.
Qué más habrá que agregar al accidente de los mineros de Pasta de Conchos, allá en Coahuila, de la altisonante voz del secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón, de que se haría justicia, la que nunca llegó no obstante las pruebas fehacientes que en su momento se ofrecieron en contra de la empresa Minera México. Allí siguen esperándola las viudas de los trabajadores sepultados.
La saña con la que operó el gobierno federal al cerrar las instalaciones de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, en tanto que cientos de trabajadores siguen clamando su reinstalación, ahora en la Comisión Federal de Electricidad.
De Mexicana de Aviación, operó de la maravilla el manipuleo realizado por el ahora ex secretario de Comunicaciones y Transportes, el señor Horcasitas, y el neopanista secretario del Trabajo, de quien todavía se recuerda su paso como funcionario de Gobernación en el sexenio de Ernesto Zedillo, con todo y las maniobras de los empresarios  del grupo Posadas, encabezados por Gastón Azcárraga, para llevarla a la quiebra dizque para “sanearla”, que no era más que el propósito de desmembrarla, deshaciéndose de los sindicatos y de los contratos colectivos de trabajo.
El mismo Lozano recuerda los avatares que han tenido que sufrir los pilotos y sobrecargos de Mexicana de Aviación. Siete meses han pasado desde que la anterior administración de la compañía anunciara la reducción gradual de sus operaciones, y medio año desde que la aerolínea fue declarada judicialmente en concurso mercantil ante su evidente insolvencia, dice, y en lo que nos parece un cinismo extremo del funcionario agrega que “salvar miles de empleos especializados; ampliar la oferta en el mercado de la aviación civil del país para contar con más opciones y bajar las tarifas, así como preservar la línea aérea más emblemática del país, son razones poderosas para morir en la raya antes que resignarse a la fatalidad de la quiebra de Mexicana”.
Los mil comentarios y declaraciones de Lozano Alarcón por una nueva Ley Federal del Trabajo, cuya finalidad no era sino desaparecer los contratos colectivos de trabajo, inmiscuirse en la vida interna de los sindicatos para debilitarlos aún más, reducir las conquistas logradas por las organizaciones obreras en varias décadas y, desde luego, legalizar los famosos “outsourcing”, ya consentidos y fortalecidos en estos últimos años por el gobierno de Calderón, a fin de crear los empleos que requiere el país.
Todo ello nos hace concluir en que Lozano Alarcón es un muy digno talentoso representante del liberalismo económico a ultranza que hoy impera en el mundo, de los señores del dinero, y nunca de los trabajadores de esta nación que parecen sucumbir en ocasiones en la desesperanza ante la pérdida de sus empleos.