sábado, 19 de marzo de 2011

Contra la reforma laboral y en defensa de Pemex

Jaime Avilés
En 2008, Calderón propuso una ley para que empresas particulares pudieran explorar y explotar yacimientos de hidrocarburos, y recibieran, en pago, parte del petróleo que descubriesen. Una apasionada movilización popular impidió que la reforma fuera aprobada. Tres años después, Calderón, como si nada, invita a empresas privadas a explorar y explotar yacimientos del Golfo de México y les ofrece pagarles con parte del petróleo que descubran. Pese a la notoria violación de la reforma que el Senado votó en 2008, la Suprema Corte resuelve que Calderón actúa con apego a derecho.
Calderón anuncia que pactará con el diablo, si es preciso, con tal de evitar que el PRI regrese a la Presidencia. Acto seguido, el PRI somete al Congreso una reforma laboral que permitirá a los patrones contratar trabajadores por tres y seis meses, y luego correrlos sin indemnización para que nunca acumulen antigüedad ni tengan protección cuando se jubilen. La reforma es idéntica a la que redactó el secretario del Trabajo de Calderón. Los diputados del PRI y del PAN se alían para aprobarla, sabiendo que sumarán los votos de los chuchosdel PRD.
Pablo Gómez, en nombre de los senadores perredistas y petistas comprometidos con el movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador, anuncia que entablará una controversia constitucional contra Calderón, para que éste no pueda entregar nuestro petróleo a las empresas privadas. Anticipa, además, que la gente volverá a movilizarse.
Para impedir la inminente aprobación de la reforma laboral del PRI, del PAN ylos chuchos, la Unión Nacional de Trabajadores llama a sus agremiados a aplicar un enérgico plan de acción y movilización, a fin de sumar esfuerzos con otras organizaciones sindicales, campesinas y ciudadanas.
Aunque los jóvenes serán los más afectados por la precarización de los contratos, nadie parece interesado en convocarlos, quizá porque desde la huelga de 1999-2000 en la UNAM, el movimiento estudiantil fue devastado por la represión interna de la ultraizquierda,que vacunó a toda una generación contra la política.
Al referirse, en ese orden, a las organizaciones sindicales, campesinas y, por último, ciudadanas, la UNT vuelve a marcar su distancia con el movimiento de López Obrador. ¿Una vez más, como de costumbre, unos lucharán contra la entrega de Pemex a las empresas privadas, otros contra la reforma laboral, y otros permanecerán al margen criticándolo todo? Si esto sucede, podremos darnos por derrotados en todos los frentes desde ya.