martes, 3 de junio de 2014

Suspenden ayuno dos académicos de Colima por problemas de salud

2 junio 2014 | Pedro Zamora Briseño | Proceso
COLIMA, Col. (apro).- Ante las complicaciones sufridas en su salud, dos catedráticos de la Universidad de Colima levantaron la huelga de hambre que mantenían desde el pasado 29 de abril afuera del Palacio de Gobierno, en demanda de transparencia en el manejo del fondo de pensiones y respeto a la vida interna del sindicato universitario.
José Miguel Rodríguez Reyes, de la Facultad de Lenguas Extranjeras, y Javier Herrera Báez, de la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica, sufrieron el fin de semana crisis de desorientación y confusión mental como consecuencia del prolongado ayuno, por lo que sus familiares decidieron someterlos a tratamiento médico para lograr el restablecimiento de su salud.

Alexandra Evrard, esposa del huelguista José Miguel Rodríguez, anunció su decisión de “proveerle asistencia médica contra su voluntad”, preocupada luego de que sufrió un estado de confusión mental que lo llevó a extraviarse durante cinco horas en las calles del primer cuadro de la ciudad y fue encontrado deshidratado, desorientado y con la presión alta.

La mujer explicó que según el diagnóstico de Roberto Pérez Valenzuela, médico de los huelguistas, la condición actual de su esposo es delicada, pues la confusión sufrida es resultado de la degradación de las grasas de su cuerpo y requiere intervención médica inmediata aumentando el aporte energético de glucosa.

Por lo tanto, dijo que “a pesar del deseo (de Rodríguez Reyes) de permanecer en huelga de hambre hasta su último soplo”, ella determinó solicitar a Pérez Valenzuela busque regularizar el estado de salud de su esposo.

Evrard consideró contraproducente permitir que el estado de salud de su esposo se degrade más, “arriesgándole a daños irreversibles, enfermedades crónicas o a la muerte, siendo que el fallecimiento de cualquiera de los siete huelguistas desestabilizará a la Universidad de Colima, generando un clima de preocupación entre todos los miembros de la comunidad universitaria y sociedad colimense”.

Añadió: “Independientemente de que se trate de mi esposo, no puedo creer que esta sociedad permita, que un hombre que ha demostrado tener ética, dignidad e integridad, sufra daños irreversibles a su salud, o sufra una muerte temprana, en consideración a que sirve mejor a su familia, a su comunidad y a la causa que está defendiendo vivo, sano y en pleno uso de su razón, aunque esto implique proveerle asistencia médica contra su voluntad”.

En el caso de Javier Herrera, Roberto Pérez informó que la noche del sábado 31 recibió una llamada para revisarlo y lo encontró postrado en su tienda de campaña, “tranquilo pero con mirada vaga, desorientado en tiempo, refirió dolor de cabeza, no recordó por qué está ahí y sus movimientos eran erráticos”, por lo que fue trasladado a la Clínica 1 del Seguro Social y después a su domicilio para su recuperación.

Mientras tanto, los académicos Leonardo Gutiérrez Chávez, José Jesús Lara Chávez, Pedro Vidrio Pulido, Herminio López Ramírez y J. Jesús Ponce Ochoa siguen en la huelga de hambre iniciada el pasado 29 de abril en demanda de transparencia y apego a la normatividad en el manejo del fondo de pensiones de la Universidad de Colima, así como la exigencia de respeto a la vida interna del sindicato universitario.

Hasta ahora, pese a la intervención de la Secretaría de Gobernación, cuyo delegado estatal inició una ronda de reuniones con cada una de las partes, no hay señales de que el rector José Eduardo Hernández Nava y el gobernador Mario Anguiano Moreno vayan a sentarse en una mesa de negociaciones con los huelguistas.

“Estamos decididos a continuar hasta las últimas consecuencias”, advirtió Lara Chávez, quien expuso: “Las cosas que lo animan a uno son las muestras de apoyo de la sociedad, que nos ha respaldado más que la comunidad universitaria, porque muchos compañeros académicos han venido a decir que están con nosotros, pero que no pueden expresarlo porque los tienen amenazados”.

Pese a ello, dijo el académico, “en verdad no siento ningún coraje, ningún rencor contra mis compañeros; los entiendo en el sentido de que no tienen el valor, porque los supera más el miedo y el hostigamiento que la decisión de sentirse libres; creo que ellos no tienen la culpa y yo espero que poco a poco se vayan sumando al apoyo a la huelga”.

La tarde del miércoles 4 se tiene programada una marcha silenciosa para exigir al rector de la Universidad de Colima que se siente a dialogar con los huelguistas.

Dicha movilización concluirá con un mitin en el Jardín Libertad, en el que participarán representantes de decenas de sindicatos universitarios del país que han expresado su respaldo al movimiento de los académicos colimenses.

Fuente: Proceso