Documentos filtrados a la revista alemana por Edward Snowden
La Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés) hackeó cuentas de correo de la Presidencia de México por años y obtuvo información interna ‘‘lucrativa’’ –en sus propias palabras– sobre toma de decisiones del sistema político mexicano, a través de su división especializada en espionaje denominada Operaciones de acceso personalizado (Tailored Access Operations, TAO), según documentos filtrados por el ex analista de la agencia Edward Snowden y revelados por la revista alemana Der Spiegel.
Después de husmear sistemáticamente las comunicaciones internas del gobierno mexicano, la agencia logró finalmente descifrar las claves para ingresar al servidor de la Presidencia de la República durante el sexenio pasado. De esta forma, Felipe Calderón, el mandatario que colaboró de manera más estrecha con Washington que todos sus antecesores, fue uno de los blancos del espionaje estadunidense.
Flateliquid y Whitetamale, nombres en clave
En mayo de 2010, TAO produjo un informe clasificado en la NSA como “ultrasecreto”, que reportaba la tarea de espionaje como “misión cumplida” y afirmaba que la infiltración al servidor interno de la Presidencia mexicana, utilizado además por todo el gabinete, resultó ser “una fuente lucrativa”, ya que permitió seguir todo tipo de información diplomática, económica y de liderazgo del gobierno del sexenio pasado.
El reportaje, publicado en la edición que empieza a circular hoy, es firmado por la periodista Laura Poitras, quien obtiene información directa del analista informático de la NSA Edward Snowden, actualmente asilado en Moscú. Der Spiegel, con su millón de ejemplares impresos a la semana, es el semanario de mayor circulación en Europa.
La periodista Poitras, quien obtiene información directa de Snowden, realizó para la principal revista alemana el reportaje en colaboración con Jens Glusing, Marcel Rosenbach y Holger Stark.
Esa misión de espionaje a la Presidencia mexicana se llamó Flatliquid, según los archivos filtrados. Hubo otra operación anterior, con la clave interna Whitetamale (tamale blanco), que permitió a la agencia que dirige el general Keith Alexander acceder a comunicaciones internas de funcionarios de la Secretaría de Seguridad Pública, según un informe de la NSA de agosto de 2009, cuando la dependencia era encabezada por Genaro García Luna.
‘‘El tono que usa la agencia para calificar sus operaciones en México de un ‘éxito tremendo’ ilustra el grado de agresividad con el que el gobierno de Estados Unidos monitorea a su vecino del sur’’, dicen los autores del reportaje. ‘‘Y este es sólo el principio. Tenemos la intención de ir mucho más allá tras este objetivo’’, señala textualmente el documento de TAO.
La revista anticipa que, con la ampliación de las filtraciones iniciales que dio a conocer la televisora brasileña O Globo a principios de septiembre, las relaciones entre el gobierno de Enrique Peña Nieto y Washington ‘‘se tensarán’’. En esa ocasión, en un programa de la televisora brasileña el periodista que entonces colaboraba con el diario británico The Guardian, Glen Greenwald, reveló que la NSA se había introducido al correo electrónico de Peña Nieto, entonces candidato a la Presidencia, y había logrado monitorear conversaciones privadas y comunicaciones del priísta con su equipo cercano.
A pesar del escándalo, la Presidencia mexicana fue reticente a reaccionar con la firmeza con la que lo hizo la presidenta brasileña Dilma Rousseff, quien incluso canceló una visita de Estado al presidente Barack Obama hace cinco semanas y pronunció un duro discurso en la Asamblea General de la ONU, denunciando el espionaje de la agencia estadunidense como una violación al derecho internacional.
Peña Nieto, en contraste, apenas se limitó a anticipar que ‘‘pediría una investigación’’ sobre el asunto. No se le dio mayor seguimiento, al menos públicamente. Ayer, sin embargo, la cancillería mexicana emitió un comunicado condenando la violación de la privacidad de las comunicaciones por la agencia estadunidense.
‘‘Ahora, sin embargo, se espera que las nuevas revelaciones de espionaje sistemático de la NSA en toda la red de computadoras de la Presidencia mexicana detone una controversia mayor’’, sostiene Der Spiegel. Agrega que las evidencias de que políticos brasileños y mexicanos han sido espiados no son hechos aislados. Los documentos internos de la agencia demuestran que los dos países ocupaban los primeros lugares de una lista de objetivos de alta prioridad fechada en abril de 2013. La lista, clasificada como “secreta”, fue aprobada por la Casa Blanca.
La NSA califica los niveles de prioridad de sus objetivos estratégicos con una escala del uno al cinco. En el caso de México, los temas de narcotráfico están clasificados como nivel de prioridad 1; en otras áreas, como liderazgos, estabilidad económica, capacidades militares, derechos humanos y relaciones comerciales internacionales, con el nivel de 3, y 4 en tareas de contraespionaje.
En el caso de Brasil, se agrega el objetivo de sus programas nucleares como de muy alto nivel. Filtraciones anteriores habían revelado que Petrobras, la poderosa paraestatal petrolera del país sudamericano, también era objeto de espionaje, lo que llevó a la presidenta Rousseff a denunciar las actividades de la NSA como de espionaje económico.
Der Spiegel informa que estas operaciones sobre México fueron supervisadas por las oficinas de la NSA en San Antonio, Texas, y estaciones de intervención electrónica secretas en la embajada de Estados Unidos en México, al igual que en Brasilia, tuvieron un papel clave.
La revista alemana reporta que el programa de monitoreo se llama ‘‘servicio de colección especial’’ y se realiza en conjunto con la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Los equipos tienen una amplia gama de métodos y equipo de alta tecnología para interceptar todos los tipos de comunicación cibernética.
La NSA, informa, realiza su vigilancia de conversaciones por teléfono y mensajes de texto a través de la red de telefonía celular en México. Sin embargo, indica que a pesar de este amplio acceso a la red cibernética de Presidencia, la NSA no contaba con mucha información sobre Peña y, por tanto, la agencia incrementó sus actividades a nuevos niveles al aproximarse las elecciones en México.
Como se ha revelado anteriormente –por TV Globo–, la NSA autorizó una operación inusual conocida como ‘‘vigilancia estructural’’ y durante dos semanas, a principios del verano de 2012, analizó datos que incluyeron las comunicaciones por teléfono celular de Peña Nieto y ‘‘nueve de sus socios cercanos’’. Un tipo de software identificó la red de comunicación del equipo del entonces candidato, ubicando los contactos más relevantes y depositando éstos en un banco de datos conocido como ‘‘Dishfire’’.
De ahí en adelante, se espiaron los teléfonos celulares de estas personas. Según los documentos, esto llevó a que la agencia interceptara 85 mil 489 mensajes de texto, algunos de ellos enviados por Peña Nieto.
Cuando Der Spiegel solicitó comentarios de la NSA sobre estas revelaciones, la agencia respondió: “No vamos a comentar públicamente sobre cada acusación específica de actividad de inteligencia, y como asunto de política hemos dejado claro que Estados Unidos recauda la inteligencia extranjera del mismo tipo que racaban todas las naciones’’.
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