jueves, 3 de octubre de 2013

En Guerrero primero aparecieron los funcionarios… luego el apoyo

2 octubre 2013 | Marcela Turati y Ezequiel Flores | Proceso
COCHOAPA EL GRANDE, Gro. (apro).- Más de dos semanas después de las inundaciones y tras varios días de críticas por la discriminación gubernamental, la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles Berlanga, y el gobernador Ángel Aguirre Rivero arribaron vía aérea a los dos municipios de la región de la Montaña considerados los más pobres del país.
Durante 15 días, los municipios de Metlatónoc y Cochoapa el Grande estuvieron incomunicados y permanecieron sin ayuda oficial efectiva.

“Tenemos ya muchos días trabajando en La Montaña y en una definición con los presidentes municipales de que la primera tarea, además de que les llegaran alimentos y agua, era abrir vías de comunicación”, explicó la titular de Sedesol en el auditorio municipal, ante cientos de indígenas me´phaa.

Mientras los funcionarios argumentaban que nunca olvidaron a esta región, los operadores de maquinaria pesada retiraban lodo y rocas para despejar la carretera Tlapa-Metlatónoc y permitir el acceso de camiones cargados con despensas.

Estos víveres y sacos de maíz estaban considerados como avanzada para que los funcionarios no llegaran con las manos vacías. Sin embargo, se quedaron varados.

Hasta el momento, varias de las localidades que integran estos municipios siguen incomunicadas.

El lunes 23 de septiembre la secretaria Robles recibió un duro cuestionamiento de diversas autoridades comunitarias (que integran el Consejo de Comunidades Damnificadas de la Montaña), quienes cuestionaron al gobierno de Peña Nieto haber dado preferencia a Acapulco y olvidado a los más pobres.

“Mientras a los turistas los evacuaron en aviones, a los indígenas que quedaron incomunicados los olvidaron”, le reclamaron en esa ocasión en Tlapa.

Tras las críticas, el lunes pasado Ángel Aguirre se trasladó a Tlapa (considerado el corazón de La Montaña), a donde convocó a los alcaldes de los 19 municipios que conforman la región, muchos de los cuales han sido acusados de no haber acompañado a sus gobernados durante las lluvias, de vivir en Tlapa o Chilpancingo y de estar reteniendo las despensas.

Ante los habitantes de Cochoapa, Aguirre dijo: “Venimos con el propósito de expresarles que llevamos algunos días trabajando en La Montaña Alta con los presidentes municipales que tienen el pulso y nos dan reportes de cuáles son sus necesidades”.

Robles Berlanga, Aguirre Rivero y la titular de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, Nuvia Mayorga, así como una extensa comitiva de empleados federales y estatales, arribaron a la cabecera de Cochoapa el Grande a bordo de cuatro helicópteros (uno de residencia, otro de la Policía Federal, otro de la policía de Nayarit y uno privado).

En la cabecera municipal de Cochoapa, los pobladores, en su mayoría mujeres indígenas, expresaron su preocupación por la manera en la que recibirán los subsidios del programa Oportunidades ahora que se perdieron las vías de comunicación. La mayoría de la gente pidió apoyo, a lo que la funcionaria les respondía que se anotaran al Programa de Empleo Temporal.

Al finalizar el acto, cuando ya la gente había escuchado los discursos traducidos al me´phaa, a este pueblo llegaron varios camiones cargados con despensas, otros con maíz para abastecer la tienda Diconsa. La gente fue convocada de nuevo a meterse al auditorio, ahora sí, para recibir la ayuda que se concentró en las cabeceras municipales.

Posteriormente, los funcionarios se trasladaron también vía aérea a la cabecera municipal de Metlatónoc, donde Aguirre lanzó la promesa de abastecer de maíz, frijol y arroz a los pobladores de ambos municipios, el tiempo que sea necesario.

Ello debido a que en la región de La Montaña fueron devastadas al menos 15 mil hectáreas de cultivo, que impacta directamente a las familias que siembran para el autoconsumo.

De esta forma, Aguirre concluyó una gira de tres días por esta región que fue devastada al igual que otras zonas de la entidad, donde las autoridades reaccionaron a destiempo.

Fuente: Proceso