Refleja el sometimiento del gobierno a Monsanto, señala Sin Maíz no hay País
Activistas invitan a celebrar la batalla ganada a la trasnacional el 30 de noviembre en el Zócalo
Integrantes del grupo colectivo Sin Maíz no hay País sostuvieron que la apelación interpuesta por las secretarías de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) y de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) contra la medida precautoria que suspende todos los permisos de liberación de maíz transgénico, refleja el sometimiento del gobierno a Monsanto.
“Las autoridades federales no se han percatado que el litigio contra la liberación de los permisos de siembra comercial de maíz transgénico está en el ámbito de los derechos humanos y con su actuación sólo agravian aún más a la sociedad. Estamos ante la disputa del maíz, de la defensa de la agricultura campesina y de su cultura”, especificó Adelita San Vicente, de Semillas de Vida.
Jesusa Rodríguez invitó a la sociedad a celebrar la “batalla” que se ganó a Monsanto, el próximo 30 de noviembre en el Zócalo, el cual se convertirá en una enorme milpa. “Hay que festejar que en el país hay jueces honrados y los frutos del trabajo de más de 20 años de muchas organizaciones que se han opuesto a la siembra del maíz transgénico. Este es el tercer amparo colectivo interpuesto”.
La actriz destacó que el argumento en defensa del maíz genéticamente modificado es falaz. “Todos sabemos que el negocio de los transgénicos es, por decir lo menos, criminal”. Por eso la resolución del juzgado federal décimo segundo de distrito en materia civil que ordenó a Sagarpa y Semarnat abstenerse de otorgar permisos de liberación al ambiente de dicho tipo de grano es “un éxito extraordinario que debe celebrarse. Sabemos que Monsanto es un gigante y que debemos continuar luchando, lo mismo que lo hicieron nuestros ancestros, como lo revela el Popol Vuh”.
Bernardo Bátiz dijo estar “sorprendido” porque Semarnat y Sagarpa pidieron al juzgado pronunciarse sobre la presencia de ese maíz OGM en lugares no autorizados, pero sin pruebas, análisis ni peritajes. “Son formalismos legaloides que van en contra de un derecho humano colectivo”.
Antonio Turrent, investigador del Colegio de Posgraduados, insistió en que el maíz transgénico es “un dardo envenenado; sembrarlo es un camino sin retorno y poner en riesgo las 360 razas nativas que hay en México y Latinoamérica”. Desmintió que con su siembra se terminen las importaciones de maíz amarillo.