domingo, 29 de septiembre de 2013

En Chilpancingo, la crecida del río parecía el fin del mundo, relatan

A 13 días, aún hay zonas aisladas en el municipio
Sergio Ocampo Arista y Rubicela Morelos | Corresponsales | Periódico La Jornada | Domingo 29 de septiembre de 2013, p. 4
Chilpancingo, Gro., 28 de septiembre.- Las lluvias recientes produjeron grietas en las colonias Rosario Ibarra, Imagen, Lirios y Vista Alegre –ubicadas al poniente de Chilpancingo–, y los habitantes de esa zona demandaron a las autoridades de protección civil estatal que efectúen un estudio serio para determinar si procede o no abandonar sus hogares. Mencionaron que un centenar de viviendas tienen cuarteaduras.
Vecinos de la colonia Rosario Ibarra solicitaron a la subsecretaría de Protección Civil y al gobierno federal que realicen estudios geotécnicos de la grieta que surgió en ese lugar a causa de los daños por Manuel.

El integrante del comité de desarrollo, Juan Carlos Vélez Tavira, dijo que temen que esa grieta sea una falla geológica, pues tiene 15 centímetros de ancho y desconocen su longitud. Seis viviendas ya fueron desalojadas por recomendaciones del Centro Nacional de Desastres Naturales (Cenapred) y Protección Civil estatal.

Refirió que hay unas 40 casas agrietadas, de casi 200 en la parte A de la colonia Rosario Ibarra. Asimismo, la Nueva Imagen y Los Lirios también tienen afectaciones.

Dijo que ya solicitaron ayuda a geólogos de diversas instancias como Protección Civil, la Secretaría de la Defensa Nacional, de Ciencias de la Tierra de la Universidad Autónoma de Guerrero, mismas que ya estudian la zona.

“¡Pensé que era el fin del mundo!, cuando el río Balsas se desbordó y se llevó cientos de casas de San Miguel Totolapan”, dice el director del Centro de Salud local, Sergio Arturo Martínez Bautista, quien describió el pánico que los pobladores vivieron ese lunes 16 de septiembre, tras la crecida del cauce que también se llevó el puente y dejó incomunicados a los 28 mil habitantes de esta región de Tierra Caliente.

A 13 días de la emergencia, aún hay zonas aisladas de este municipio, sobre todo las que están en la sierra, por lo que hasta hoy no existe un recuento oficial de los daños que dejó la crecida del Balsas a causa de la tormenta Manuel en Guerrero.

El médico Martínez Bautista menciona que no le desea a nadie lo que aquí se vivió. La tarde de ese lunes comenzó la crecida del río, empezó acercarse al pueblo y, junto con él, una noticia de boca a boca también se propagaba entre todos los habitantes.

“Unos decían que habían abierto las compuertas de la presa El Caracol, del municipio de Apaxtla de Castrejón; otros que se había roto”. El rumor corrió a la par que el agua llegaba al pueblo e inundaba las casas; alcanzó el puente que mide 40 metros de alto y la gente empezó a correr hacia una loma.

La situación empeoró, pues en el transcurso del día se quedaron sin energía eléctrica. “Era un éxodo, mucha gente salió caminando, en carros y en lo que fuera. Era un caos, lo último, como si se fuera acabar el mundo”, insiste el médico local.

Fuente: La Jornada