Algunos sobrevivientes perdieron todo por las tormentas
El centro de derechos humanos Tlachinollan reporta la muerte de 43 personas
Preocupan el desabasto y encarecimiento, pero más la posible hambruna, señalan
Tlapa de Comonfort, Gro., 28 de septiembre.- De las 700 comunidades indígenas ubicadas en la región de la Montaña de Guerrero, hasta el momento sólo se ha tenido contacto con alrededor de cien mediante sus representantes o algún habitante que logró llegar a Tlapa de Comonfort en busca de apoyo, según se establece en un reporte del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan.
Los albergues habilitados en este poblado apenas tienen un registro de 170 personas, provenientes de dos municipios: Malinaltepec y Amaltepec. Son familias cuyas viviendas de adobe quedaron inhabitables o desaparecieron.
La historias que relatan hablan del movimiento de cerros, del tronar de la tierra, no sólo por deslaves, sino por los temblores.
Las cifras oficiales reportan 33 muertos, según el informe que dio a conocer el jueves Protección Civil de la entidad, pero de acuerdo con los testimonios recabados por Tlachinollan son 42 los fallecidos, sin contar a los desaparecidos.
Filimón García, habitante de la comunidad La Lucerna, estuvo siete días incomunicado en su poblado debido a los deslaves.
“Quedamos aislados; había derrumbes por todas partes. Yo conté 80 desde El Tejocote hasta más adelante en Tepeyac. No había luz ni teléfono. Cuando empezaron a alzar los escombros estaba un muerto, lo levantó la mano de la máquina. Hubo dos más; en el camino te ibas enterando”, comentó el indígena tlapaneca.
Los abogados del Centro de Derechos Humanos Tlachinollan, Santiago Aguirre e Isidro Vicario Aguilar, han recorrido diversas comunidades y junto con los comisariados realizan un censo de los daños, pues señalan que después de La Pintada la zona de la Montaña fue la región con mayores pérdidas humanas.
Aguirre refirió que en la Montaña hay comunidades grandes y pequeñas, de 250 hasta 3 mil habitantes originarios de los pueblos nasabi o mixteco, y ne’phaa –como se conoce a los tlapanecos y nahuas–, que pese a los estragos por las tormentas su tragedia estaba siendo invisibilizada.
Las pérdidas son desde bienes básicos –como fue el caso de Jovita Candia, quien perdió “mi cama, mi mesa, los trastes y ropa”–, hasta cosechas completas de familias dedicadas a la agricultura, además de las viviendas.
Ayer se reunió en Tlapa de Comonfort el consejo de comunidades damnificadas de la Montaña para dar un informe de los daños; conforme pasa el tiempo cada vez más se está dando a conocer daños causados por las tormentas.
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Fuente: La Jornada
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