Exigen la dimisión del presidente Rajoy y su equipo de gobierno
Armando G. Tejeda | Corresponsal | Periódico La Jornada | Domingo 24 de febrero de 2013, p. 25
Madrid, 23 de febrero. Al grito de “este presidente es un delincuente”, cientos de miles de personas se manifestaron hoy en 16 ciudades españolas para exigir la dimisión del conservador Mariano Rajoy y la de su gobierno por su gestión de la crisis y su vinculación con una trama de corrupción político-empresarial. Al menos 40 personas fueron detenidas después de enfrentarse con la policía.
La protesta fue la más multitudinaria, diversa y reivindicativa desde que asumió el poder el derechista Partido Popular (PP), en diciembre de 2011.
Por primera vez desde que Rajoy asumió el mando e inició la etapa de más recortes sociales en la historia del país, salieron a las calles asociaciones, agrupaciones, colectivos, plataformas y ciudadanos en general que están indignados por el curso de los acontecimientos en meses recientes.
Médicos, abogados, jueces, periodistas, trabajadores públicos, profesores, bomberos, pensionados, padres de familia y niños se convirtieron en una voz que clamó la renuncia inmediata de los actuales gobernantes y un viraje en las políticas públicas emprendidas para paliar los efectos de la crisis.
“Todas las mareas”
La protesta se dio a conocer como la “reunión de todas las mareas”, en alusión a los movimientos sociales que se han llamado “mareas” y que se vinculan con algunos sectores agraviados por los recortes: la marea verde es la de los profesores, estudiantes y padres de familia indignados por la reducción de los presupuestos en educación; la marea blanca es la de médicos, cirujanos, enfermeros, trabajadores de hospitales y pacientes que luchan por que no se desmantele la sanidad pública; la marea negra es la de los mineros de Asturias, León y Galicia, que reclaman un nuevo plan de reforma de su sector para no dejar desamparadas a miles de familias de las llamadas “comarcas mineras”. Todos los colectivos se unieron por primera vez para lanzar un mismo grito en 16 ciudades.
Las marchas más multitudinarias fueron las de Madrid y Barcelona. En todas las concentraciones se leyó el mismo comunicado, redactado de forma consensuada, el cual fija las directrices de un movimiento popular cada vez más organizado y sus reivindicaciones más claras.
Entre otras cosas, los cientos de miles de manifestantes en todo el país explicaron que “la presión de los mercados financieros, la deuda ilegítima creada por el propio sistema financiero especulativo y las brutales políticas de ajuste dirigidas contra la mayoría de la sociedad, junto con la corrupción y la pérdida de legitimidad de las instituciones, están causando en nuestro país la mayor crisis de la democracia de las últimas décadas”.
Una de las principales quejas de la sociedad española es que las políticas desarrolladas por el gobierno de Rajoy han aumentado el número de desempleados, no han reducido el déficit público y están prolongando la recesión que sufre la economía, la más deprimida de la zona euro. “El creciente desempleo, el ataque a la salud y educación públicas, a los derechos laborales y sociales, al medio ambiente, nos han hecho confluir en las calles, en las mareas ciudadanas, blanca, verde, roja, naranja, groga, amarilla, negra, azul, violeta... defendiendo nuestros derechos. Una sociedad justa y viable sólo será posible si la ciudadanía se une para defender los derechos sociales por encima de los mercados y la política honesta y la justicia social por encima de los intereses de las élites financieras.”
Durante las manifestaciones hubo numerosas alusiones y pancartas a los recortes, pero también a la corrupción en el PP, formación política que tiene al que fue su ex tesorero durante 19 años imputado de numerosos delitos y al que la justicia le rastreó al menos dos cuentas en Suiza con más de 24 millones de euros. Un escándalo que además señala al propio Rajoy y a la cúpula del partido, quienes supuestamente cobraban sobresueldos en sobres de dinero negro.
Por eso los manifestantes explicaron que “en 1981, tras el golpe militar, la ciudadanía se manifestó masivamente en defensa de la libertad y la democracia. Ahora, 32 años después, llamamos a toda la ciudadanía, a todas las mareas, asambleas, organizaciones y colectivos a confluir en una jornada de movilización por la democracia, la libertad y los derechos sociales”.
Miles de personas se quedaron durante unas horas a las puertas del Congreso de los Diputados, pero se disolvieron pacíficamente tras una petición expresa del colectivo de los bomberos, que se responsabilizaron de la seguridad del cordón de la marcha.
La manifestación, que se realizó de manera pacífica en la capital española, se vio ensombrecida por los disturbios que se produjeron en las inmediaciones de la estación Atocha. La policía arrestó a 40 personas después de enfrentarse con un grupo de jóvenes encapuchados.
Según la Jefatura Superior de Policía de Madrid, se espera que haya más detenidos por estos incidentes.
El vocero de la Comunidad de Madrid, Salvador Victoria, del PP, fue el responsable de fijar la postura de su partido sobre la multitudinaria protesta ciudadana y eligió el insulto y la descalificación.
Aseguró: “Necesitamos democracia, no que hoy, como hace 32 años, los enemigos de las libertades tomen el Congreso y las calles, y los definió como “la marea antisistema y antidemocrática de esta tarde; es un tsunami contra las libertades y la democracia parlamentaria. No nos engañan. Prefiero una democracia imperfecta que someterme al régimen que defienden algunos grupos que quieren tomar las calles y deslegitimar las urnas”, concluyó.
Fuente: La Jornada
Fuente: La Jornada