Antonio Gershenson | Opinión-La Jornada
Sí, debemos defender a Pemex. Pero el sector eléctrico también se está entregando a empresas privadas, sobre todo extranjeras, y se entrega un dineral a las empresas, sobre todo españolas, que venden electricidad a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para que ésta despoje a muchísimos consumidores, o ex consumidores, pues ya los cortaron”.
Uno de los aspectos es la generación con el viento. La principal zona es La Ventosa, pero hemos visto publicadas las protestas y las luchas en varios lugares. Les han arrebatado, o intentan hacerlo, sus tierras. Se afecta en especial a grupos originarios de esa misma región. Se aprovechan de la corrupción de autoridades de diferentes niveles, que reciben dinero de las empresas, también aquí sobre todos españolas.
También en otros casos se afecta a las localidades, sea para usar el agua, construir nuevas presas o llevar y usar el gas natural. Y hay luchas de resistencia.
Hubo largos periodos en los que la CFE construía las plantas eléctricas. Dentro de ellos, hubo casos en los que la CFE negociaba con los pobladores afectados y llevaba a cabo obras reparadoras.
Una medida que debería tomarse es contratar pobladores para obras de construcción. También, ir llegando a un consenso con ellos alrededor de las obras, por ejemplo, aprovechar depósitos de agua para piscicultura.
Se debe instalar una gran cantidad de generadores de viento, aprovechando las hidroeléctricas que ya tenemos en el sureste también. En invierno hay más viento, que es cuando viene la sequía, o sea que ambos tipos de planta se pueden complementar.
No está de más recordar una parte del artículo 27 de la Constitución: “Corresponde exclusivamente a la nación generar, conducir, transformar, distribuir y abastecer energía eléctrica que tenga por objeto la prestación de servicio público”. Y son parte del servicio público la absoluta mayoría de los casos a los que nos hemos referido, la electricidad generada va a la red nacional de transmisión.
Veamos el caso de las empresas extranjeras que le venden energía a la CFE, generada con gas, carísimo. Como mencionamos al principio, se cobra a menudo muy caro a los usuarios. Hay zonas calurosas y húmedas del sureste en las que la electricidad es tan cara que poblaciones enteras no pagan desde hace años. Y no son los únicos: en la zona central hay muchos casos, y en poblados de aquí y de allá.
Otro aspecto de generación de electricidad es la geotermia. Tal vez la zona más importante está en el noroeste, alrededor de las fallas geológicas del Mar de Cortés o Golfo de California. Se trata de aprovechar el calor que hay bajo el mar, aunque también se ha aprovechado el que hay bajo el suelo.
Con la generación geotérmica del noroeste se puede evitar la compra masiva de gas a Estados Unidos, gran negocio para los funcionarios de ambas partes.
Con la electricidad generada por el calor submarino, se electrifica, se industrializa y se evita cualquier combustible. Se reducen drásticamente la importación de gas de la que dependen las fronteras del norte y del noroeste.
Veremos ahora un problema en la región central. Empieza con la intención que ha habido en Luz y Fuerza del Centro, y cuando ésta y el SME fueron agredidos, y que hay en CFE, de usar en el área de control central plantas de gas natural, ciclo combinado, como se ha hecho en otros lados. Como es sabido, hay una falta de generación enorme en el área central. Además de los problemas generales, están las pérdidas derivadas de la altura sobre el nivel del mar y la temperatura (30 por ciento).
Se trae electricidad de áreas lejanas, y eso nos da un sistema inestable, con riesgo permanente de colapso de voltaje en la zona.
Una solución la constituyen plantas pequeñas, de unos 30 megavatios, conectadas a cada subestación y con un sistema de control. Éstas se pueden instalar rápidamente y resolver muchos problemas.
Estas pequeñas plantas tienen ventajas si usamos motor diesel para impulsar el generador, porque se instalan más rápido, porque son más eficientes y porque podemos usar combustible diesel desulfurado en vez de gas natural.
Fuente: La Jornada
Fuente: La Jornada