domingo, 5 de febrero de 2012

Trabajadores de Mexicana venden sus pertenencias para sobrevivir

Sacaron a sus hijos de escuelas privadas y se deshicieron de autos, joyas y muebles
Rocío Guerra ya no tuvo para la renta; vive en una casa de campaña en el plantón de Eje Central y Xola
César Arellano García | Periódico La Jornada | Domingo 5 de febrero de 2012, p. 32
Trabajadores sindicalizados y de confianza de Mexicana de Aviación comentaron que con el aterrizaje forzado de la aerolínea por presuntos malos manejos administrativos, su economía también se desplomó.

Antes vivían en una situación acomodada; hoy han tenido que vender sus autos, muebles, joyas, electrodomésticos y celulares. Otros se han visto obligados a sacar a sus hijos de escuelas particulares debido a que ya no pueden costear las colegiaturas.

Un caso emblemático es el de Rocío Guerra Peimbert, de 47 años, quien tiene una antigüedad de poco más de 26 años en la empresa. Laboraba en el área de finanzas y contraloría operativa, en la mesa de trabajo de servicios al pasajero.

Desde principios de enero vive en una pequeña casa de campaña amueblada con un colchón y cobijas en el campamento temporal que sus compañeros colocaron afuera de las oficinas Secretaría de Comunicaciones y Transporte, en Eje Central esquina con Xola, ya que el año pasado fue desalojada por la casera del departamento que rentaba en la colonia Moctezuma. Se quedó sin dinero para pagar la renta, pues desde hace un año no percibe salario.

A causa de su precaria situación económica, cuatro meses antes tuvo que alojarse todas las noches en restaurantes de 24 horas ubicados sobre Paseo de la Reforma, para no pasar frío.

Un día llego al departamento y me encuentro con que me cambiaron las chapas. Recuerdo que eran las 3:30 de la mañana y hacía un frío de los mil demonios; ya no pude sacar mis cosas y sólo me quedé con la ropa que días antes envié a lavar. Desde entonces comenzó su vía crucis por las calles de la capital.

A todos nos cambiaron la vida
Con la suspensión de operaciones de la aerolínea, a todos los empleados nos cambiaron la vida. En mi caso el dinero se me terminó y ya no tuve para saldar la renta, por lo que tuve que aterrizar en esta cadena de restaurantes. Así me aventé tres meses. Sin embargo –explica–, el no poder dormir adecuadamente le trajo complicaciones de salud. Tuve problemas de circulación, empezaron a presentarse edemas y se me inflamaron las piernas.

Luego de tener salario fijo, el poder adquisitivo de Eliza, quien desde hace meses vende repostería, decreció hasta en 70 por ciento. Si antes ganabas, por así decirlo, 40 pesos, ahora percibo 12, producto de mis ventas, lamentó.

Entrevistado por separado, José Augusto Ríos comentó que ante la falta de recursos; tuvo que vender sus autos. Todo el resto de 2010 me la llevé pagando mis deudas, tarjetas de crédito principalmente, pero en marzo del año pasado empecé a quedarme sin dinero. A partir de entonces mi estilo de vida y el de mi familia se modificó. Empezamos a recortar gastos, cambiamos a mis hijas de colegio y nos limitamos en ciertas cosas.

Además –señala–, los papeles se invirtieron en su hogar. Su esposa, quien estudió idiomas, consiguió trabajo en una escuela particular impartiendo clases de inglés. Él también da clases particulares del mismo idioma, lo que le deja una ganancia semanal de 600 pesos.

Sin embargo, ante la falta de oportunidades laborales, otros trabajadores se abrieron paso autoempleándose, ya sea vendiendo repostería, tamales o quesadillas, o productos por catálogo.

Que no le hagan al pendejo y ya nos dejen laborar

Los entrevistados coincidieron en que aunque se han esforzado por conseguir empleo, son víctimas de discriminación laboral por algunas empresas, que contratan a puros jóvenes para pagarles bajos salarios y no ofrecerles seguro social, o les exigen darse de baja en el IMSS.

No sabemos cómo va acabar todo este proceso mercantil de Mexicana; al parecer ya hay comprador, pero las autoridades les están poniendo el pie, muchas trabas. Que no le hagan al pendejo y ya nos dejen trabajar.