de José Antonio Almazán González, 5 febrero 2012
Con un cinismo inigualable, solo alterado por la certeza reflejada en su rostro de que su tiempo ya se agotó, Felipe Calderón pronunció un discurso hueco y acartonado, en el que se refirió a lo siguiente:
* Guerra estúpida y fallida en contra de la delincuencia organizada y el narco, con más de 60 mil muertos.
* Reformas estructurales contrarias al espíritu de la Constitución de 1917: privatizando la Seguridad Social, la Educación, la Salud, el Petróleo y la Electricidad, las riquezas naturales, etc.
* Hacia un Estado policiaco, autoritario y de tintes fascistas.
* La contrarreforma laboral para convertir a millones de trabajadores mexicanos en modernos esclavos asalariados.
* Su llamada “democracia vibrante” es solo una burla sangrienta frente a la pobreza, miseria, desempleo, bajísimos salarios y pérdida de esperanza de una vida digna para la gran mayoría de los mexicanos.
* Cuando habló de Maximiliano seguramente pensó en él y su cita a Benito Juárez es de un cinismo incomparable para quién como Calderón es resultado de un Fraude Electoral.
* Faltan solo 4 meses y 25 días para que el espurio y los vende patrias sean arrojados al basurero de la historia por el voto de millones de mexicano el 1 de julio de 2012.