La política del Estado mexicano es deficiente y compleja
Fracasa el objetivo de garantizar su permanencia en las aulas
César Arellano García | Periódico La Jornada | Martes 10 de enero de 2012, p. 34
La cuarta parte de la juventud mexicana no cuenta con comida suficiente para una vida sana y activa, ya que de los más de 36 millones de jóvenes de entre 12 y 29 años, 9 millones padecen pobreza alimentaria, según el informe Pobreza Multidimensional en los Jóvenes, publicado por el Centro de Estudios Sociales y Opinión Pública (Cesop) de la Cámara de Diputados.
Otros problemas que afectan a la población juvenil del país, indica el texto, son la falta de acceso a servicios de salud, seguridad social, vivienda, ingresos, así como rezago educativo. De los casi 15 millones de jóvenes en pobreza dimensional, 3.3 millones estaban en condiciones extremas, y 2.7 padecen dichas carencias sociales.
A menos de un año de concluir el sexenio, las políticas públicas enfocadas a reducir la pobreza y desigualdad en el sector juvenil del país han sido insuficientes, a pesar de que entre los principales objetivos del Plan Nacional de Desarrollo (PND) de la administración de Felipe Calderón estaba lograr el desarrollo humano y el bienestar de todos los mexicanos.
Para Gustavo Garabito Ballesteros, integrante del Seminario de Investigación en Juventud de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), las políticas del gobierno federal enfocadas a este sector de la población son deficientes y complejas. “El Ejecutivo parte de que los jóvenes tienen que llegar a ser adultos autosuficientes e incorporarse a la actividad social y al trabajo, pero sus políticas giran en torno al deporte o el entretenimiento, y muy poco a la educación”.
Entre las estrategias del PND está ampliar las oportunidades y permanencia de los jóvenes en el sistema educativo, pero el panorama no es alentador; a pesar de que el cuarto informe de labores de la Secretaría de Educación Pública (SEP) 2010 indica que la eficiencia terminal de primaria es de 94.3 por ciento, y que la educación secundaria brindó servicios a más de 6 millones de adolescentes con una deserción de 6.2 por ciento y eficiencia terminal de 81.6 por ciento, para el Cesop aún existe rezago educativo.
“Existen rezagos en la juventud en situación de vulnerabilidad como lo son indígenas, madres solteras, jóvenes embarazadas o con discapacidad, entre otros. La cobertura de la educación media superior es de 64.4 por ciento de la población de entre 16 a 18 años, por lo que más de la tercera parte de los jóvenes de esta edad no asisten a la escuela.”
Además, cerca de la mitad de las personas entre 12 y 29 años carece de servicios de salud debido a que no es derechohabiente de instituciones de seguridad social. Asimismo, el estudio, que se basa en cifras oficiales, señala que la tercera parte de los jóvenes carece de estos esquemas de protección y en 45 de cada 100 hogares donde habitan uno o más jóvenes, la pobreza patrimonial está presente, es decir, no cuentan con recursos suficientes para adquirir ropa o calzado.
Al respecto, Garabito Ballesteros dijo que este problema se debe a la fractura entre lo educativo y laboral. “Gran parte de estos muchachos se ven obligados a dejar sus estudios para incorporarse al trabajo, en su mayoría informal, pues faltan recursos en casa. El programa del primer empleo que impulsó el gobierno federal fue un fracaso, porque tres cuartas partes de la población juvenil empiezan su actividad laboral en el sector informal”.
Explicó que mientras en países de Sudamérica se han impulsado leyes en materia de derechos de la juventud, que garanticen una transición hacia la adultez con un trabajo formal, bien pagado y que les permita continuar con sus estudios y desarrollo profesional, ese tipo de legislaciones en México no existen.
“Insisto, la política sobre la juventud en México es darle deporte. No hay realmente una estrategia hacia este sector que garantice una transición. Lo que el Estado tiene que ofrecerle primero es acceso a la educación, pero sobre todo asegurar que concluyan sus estudios y le debe garantizar una inserción exitosa en el mercado laboral. No hay políticas de Estado que promuevan o incentiven un poco esta transición. La siguiente administración tiene el gran compromiso con los jóvenes de proponer políticas públicas adecuadas, de lo contrario, las cifras de jóvenes en pobreza y pobreza extrema seguirán incrementándose” concluyó.