jueves, 21 de abril de 2016

Pide autonomía para el Instituto Politécnico Nacional

La Jornada - El Correo Ilustrado
Opinión de un egresado. Los actuales males del IPN son los síntomas de un mal mayor que le viene de nacimiento: la falta de autonomía y por ende la ausencia de práctica democrática. Síntomas que ahora, a 80 años de su creación, se manifiestan como nepotismo, corrupción, autoritarismo, limitaciones administrativas y económicas, planes de estudio obsoletos, censura, estrechez ideológica y pobreza cultural. Males que le han impedido lograr plenamente su objetivo fundamental: la excelencia académica.
La educación superior, la formación docente y la investigación sólo pueden darse dentro de un marco de libertad y autosuficiencia que permita el libre flujo de las ideas. La autonomía, bien se sabe, es el marco propicio.
Hoy, los estudiantes politécnicos continúan con sus demandas iniciadas en 2014 y se enfilan, penosamente, hacia el Congreso Nacional Politécnico reclamando una gestión más democrática, pero sin perfilar el otorgamiento de la autonomía como su demanda central. Esta petición, urgente, que debería ser respaldada por el resto de la comunidad politécnica, ha encontrado un débil apoyo, tal parece que se temiera al cambio. Sin embargo, los politécnicos debemos enfrentar el desafío: la autonomía para nuestro instituto debe ser reclamada. Su obtención beneficiaría, en su conjunto, a nuestra alma máter, colocándola en una nueva ruta de progreso científico y cultural.
Isaías Espinosa, arquitecto (generación 65-69 ESIA, IPN)