jueves, 24 de septiembre de 2015

No será en Los Pinos / EPN se va de viaje el 26 / 2014: "estadista" y "salvador" / Liberan a dirigente yaqui

FotoJulio Hernández López - Astillero
A diferencia de lo sucedido en la ocasión anterior (y, hasta ahora, única), no será en Los Pinos la reunión de Enrique Peña Nieto con los familiares de los 43 desaparecidos. Resulta significativamente desalentador que el político mexiquense haya desistido de ofrecer para esa crucial entrevista la residencia oficial en la que suele recibir a otros grupos y personas, por considerar de gran relevancia los asuntos que les llevan allí (algunas veces, para celebrar triunfos del deporte comercial o para departir con invitados de tipo personal).

El primer riesgo que la logística peñista no quiso correr fue el de un plantón de los familiares de los normalistas dentro de la propia casa presidencial. Hubiera bastado con que los muy dolidos visitantes se negaran a salir de los salones gubernamentales en tanto no tuvieran las respuestas que satisfagan los mínimos de verdad y justicia para que la nota de esa toma de Los Pinos ganara presencia mundial. Y, por otro lado, se escogió el Museo Tecnológico de la Comisión Federal de Electricidad, en la tercera sección del Bosque de Chapultepec, para mejor acomodar los dispositivos militares de protección y para evitar la concurrencia de contingentes de apoyo a la causa de Ayotzinapa. Los familiares de los estudiantes desaparecidos llegarán al citado museo tecnológico con varias horas de ayuno, pues habían programado iniciarlo a las siete de la noche del miércoles, para terminarlo el viernes y estar listos para participar en la marcha del sábado, que se espera tenga un gran nivel en cuanto a participación de ciudadanos.
Además del sintomático cambio de sede, ayer se difundió que a juicio de Los Pinos la reunión de hoy sería una especie de marco para que Peña Nieto pronuncie algún discurso de protocolo relacionado con el inminente envío de una iniciativa al Congreso para establecer la Ley General contra la Desaparición Forzada de Personas, en un esfuerzo por aparentar que se atienden las exigencias en la materia que han hecho grupos y organizaciones mexicanas y, en especial, entes internacionales como la ONU y la hoy tan atacada Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
No causaría sorpresa tal postura meramente retórica y legalista del mexiquense, pues pocas personas esperan con sensatez que vaya a asumir una postura radicalmente distinta de la que hasta ahora ha sostenido, en consonancia con la verdad histórica y en abierta protección de factores claves como los militares de Iguala a los que no se ha permitido ser entrevistados por los expertos internacionales interdisciplinarios. Pero, de confirmarse, como todo hace suponer, que al encuentro de hoy llegará Peña Nieto con más promesas, ofertas y otras argucias para ganar tiempo y mantener la impunidad, habrá en la marcha de este sábado reacciones airadas que es de esperarse no desemboquen en violencia, mucho menos si ésta proviene de provocadores.
Después de cumplir con la agenda oficial del encuentro (en privado) con los familiares de los desaparecidos, Peña Nieto preparará el viaje que lo pondrá fuera de México justamente el sábado 26, para estar hasta el 29 en Nueva York, donde participará en una asamblea de la Organización de Naciones Unidas y en una cumbre de jefes de Estado. El personaje que en representación formal de México estará en esas sesiones de alto nivel es diametralmente opuesto al que con el mismo nombre y apellido participó en las de un año atrás. El 24 de septiembre de 2014 estuvo EPN ante el mismo auditorio, para pronunciar alguna de esas piezas de oratoria olvidable que casi nadie atiende en las asambleas de la ONU salvo que el declamador sea de verdadera importancia mundial.
Luego de esa participación estelar, la propaganda oficial trató de elevar al ex gobernador del estado de México a niveles de estadista, con posteriores encuentros laudatorios con grupos de la élite estadunidense (entre quienes estuvo Henry Kissinger, deshaciéndose en elogios hacia el deslumbrante invitado) y revistas amables en cuanto a designar a Peña como salvador de México. Nada de aquella bisutería política se mantiene en pie a un año de distancia. Muchos de los medios internacionales que hablaban del Mexican Moment han publicado devastadores reportajes y artículos respecto al desastre mexicano, con especial descripción de la incapacidad política de Peña Nieto y, al mismo tiempo, el involucramiento en actos de corrupción y en el mantenimiento de las complicidades en múltiples casos, muy en especial en el de los jóvenes desaparecidos en Iguala un año atrás.
En ese contexto, Peña se va el sábado y, como ha sucedido en otras ocasiones que han resultado trascendentes (como la fuga de El Chapo o la publicación del reportaje sobre la Casa Blanca), le tomará de viaje lo que suceda en México. En este caso, la eventualidad de reacciones gubernamentales violentas ante desbordamientos de la protesta popular conmemorativa será responsabilidad operativa directa del secretario de fugas políticas, Miguel Ángel Osorio Chong. Si no es una coartada ante esos riesgos de violencia, sí parece un acto de disminuida responsabilidad el que Peña Nieto vuelva a ausentarse no sólo física sino políticamente. El estigma de haberse tardado tanto en asumir la obligación de investigar los sucesos de Iguala, que pretendió confinar al puro ámbito estatal, se ensanchará ante esta nueva salida de la escena nacional para ir a cumplir con ceremoniales diplomáticos en el extranjero que, en las circunstancias, en la encrucijada, resultan prescindibles ante el imperativo de atender el extendido y persistente incendio en casa.
Y, mientras ha salido en libertad el dirigente yaqui Mario Luna, férreo opositor a la construcción del Acueducto Independencia, encarcelado tramposamente por el panista Guillermo Padrés, gobernador de Sonora hasta hace unos días, ¡hasta mañana, en espera de que el papa Francisco hable en Filadelfia sobre Ayotzinapa!.

Fuente: La Jornada - Opinión