miércoles, 3 de diciembre de 2014

Siguen los tijeretazos / ¿Futuro promisorio? / Resultados tangibles

Carlos Fernández-Vega / México SA
Para efectos prácticos, y con el fin de ahorrar tiempo y esfuerzo, quienes se dedican a realizar estimaciones de corto y mediano plazos sobre el comportamiento económico del país decidieron utilizar una calculadora que sólo reste, porque en los últimos 24 meses esa ha sido la tendencia real del crecimiento nacional, cada día más alejada del discurso oficial.

Tal es el caso de los especialistas en economía del sector privado permanentemente consultados por el Banco de México, quienes para noviembre del presente año aplicaron un tijeretazo adicional a su de por sí alicaída proyección en la citada materia, algo que por lo demás fue práctica común también en 2013. Así, el prometido futuro promisorio (Videgaray dixit) para el país y sus habitantes no sólo se mantiene en lista de espera, sino que se desmorona.
Independientemente de los recurrentes tijeretazos aplicados por organismos internacionales, instituciones académicas y agrupaciones de profesionales, al cierre de noviembre pasado tales especialistas (37 grupos de análisis y consultoría nacionales y extranjeros) nuevamente recortaron su estimación sobre el crecimiento económico mexicano (de 2.3 en octubre a 2.19 en el mes citado), el número 10 de 11 posibles en el periodo (el círculo no fue perfecto, porque en agosto y septiembre de 2014 mantuvieron su pronóstico, previamente revisado a la baja).
Así, en los 11 meses transcurridos de este zarandeado 2014 el recorte acumulado entre la estimación original y la de noviembre fue de 36 por ciento (de 3.41 al referido 2.19 por ciento, sin olvidar que aún falta la reconsideración de diciembre), con todo y que a mediados de año el ministro del año todavía se animaba a declarar que una vez aprobadas las leyes secundarias, los beneficios serán tangibles para la gente.
El problema se agudiza, cuando esos mismos especialistas consultados por el Banco de México también utilizan las tijeras para recortar su proyección económica para 2015, la cual a lo largo del presente año ha caído en alrededor de 12 por ciento, toda vez que del 3.97 por ciento original reconsideraron a 3.51 por ciento, y descontando. Y para 2016 ya afilan el artefacto.
Como se menciona líneas arriba, a lo largo de 2013 los grupos de análisis y consultoría que participan en dicho ejercicio trabajaron arduamente en eso del corte y la confección de la estimación económica, y cerraron el año con una raquítica proyección de 1.3 por ciento. Sin embargo, la realidad incluso fue más cruel, porque en los hechos el crecimiento a duras penas fue de 1.07 por ciento, el cual para efectos prácticos se redondeó en 1.1.
Es decir, los grupos quedaron ligeramente cortos en su estimación para 2013, algo que puede repetirse para sus recortadísimos pronósticos de 2014, porque el 2.19 por ciento hasta noviembre puede ubicarse, incluso por debajo del 2 por ciento, ya considerado diciem bre. Y los especialistas están confiados en que el inquilino de Los Pinos no los sume al complot del que se dice víctima, pues la realidad cada día está más lejana del discurso.
Aun en la incierta posibilidad de que se conviertan en realidad sus pronósticos para 2014 y 2015, la tasa anual promedio de crecimiento en la primera mitad del sexenio peñanietista a duras penas alcanzaría 2.2 por ciento, o lo que es lo mismo, la misma mediocridad registrada en los cinco sexenios previos, o si se prefiere un logro en extremo alejado de lo mínimo requerido por el país para comenzar a salir del hoyo.
En otro orden, los especialistas del sector privado estimaron que a lo largo del año la generación de empleo formal no pasará de 675 mil plazas y que la tasa oficial de desocupación abierta no presentará mayores alteraciones. Para 2015 proyectan 697 mil plazas y una mínima reducción de la citada tasa.
En cuanto a los principales factores que podrían obstaculizar el crecimiento económico del país, a juicio de los grupos consultados por el Banco de México la primerísima posición la ocupan los problemas de inseguridad pública, indicador que de noviembre de 2013 a igual mes de 2014 reportó un crecimiento de 160 por ciento.
En la segunda y tercera posiciones los especialistas ubicaron la debilidad del mercado externo y la economía mundial y la debilidad en el mercado interno, aunque ambos se mantuvieron en niveles similares. Contra el sentir de los empresarios y de los causantes cautivos, los grupos consultados por el Banco de México redujeron sensiblemente el efecto negativo de la política fiscal, aunque el peligro que ésta implica lo ubicaron en el cuarto escalón.
Llama la atención que los citados ni lejanamente consideraron como un factor de riesgo, para efectos económicos internos, el desplome del precio del barril mexicano de exportación, que ayer se cotizó por debajo de la barrera de los 60 dólares. Tampoco le dieron mayor importancia a lo que denominan incertidumbre cambiaria, con todo y que la cotización del billete verde se mantiene peligrosamente al alza (ayer 14.43 bilimbiques por dólar).
El motor mexicano, que no es otro que la economía estadunidense, no pinta nada bien. Los especialistas estiman que 2014 cierre con un crecimiento no mayor a 2.17 por ciento, y para 2015 a duras penas llegaría a 3 por ciento.
Aun así, los especialistas aderezan la de por sí precaria situación con lo siguiente, en apretado resumen del Banco de México: la proporción de analistas que considera que el clima de negocios mejorará en los próximos seis meses disminuyó con respecto a la encuesta del mes anterior, si bien continuó siendo la preponderante en la encuesta de noviembre. Por su parte, la fracción de especialistas que piensa que el clima de negocios empeorará se mantuvo en el mismo nivel. A pesar de todo, como no hay drama sin esperanza los 37 grupos encuestados por la citada institución financiera agarraron aire y celebraron: la economía está mejor que hace un año. En fin, anoten el futuro promisorio entre los pendientes.
Las rebanadas del pastel
En medio del ramplón servilismo del autodenominado gobernador de Chiapas, más conocido por ser el novio de Anahí, el inquilino de Los Pinos reconoció no estar satisfecho por lo que hemos alcanzado. Entonces, si él no lo está, aun en pleno goce de todas las mieles del poder, pues que se entere de que no existe calculadora capaz de cuantificar, por decirlo suave, la inconmensurable insatisfacción de los mexicanos con él y todos los demás.