México SA-Carlos Fernández-Vega
Los genios tecnocráticos que desde hace 30 años dicen llevar las riendas del país se han enfrascado en una discusión intrascendente para el grueso de los mexicanos, pues el centro de su debate” se finca en que si “técnicamente la economía está o no en recesión”. Unos dicen que sí, otros que no y algunos que quién sabe, pero el hecho es que de tiempo atrás la economía está en la lona y ninguno de los integrantes del clan se ha tomado la molestia de proponer alternativas viables para reactivar lo que algún día llegó a crecer a un ritmo anual sostenido de 6 por ciento y ahora, como dice la canción, “de aquel chorro de voz sólo me quedó un chisguete”.
Mientras pierden el tiempo con sus jaloneos conceptuales, a lo largo de los años el ritmo de “crecimiento” económico del país ha ido de mal en peor: de aquel 6 por ciento de avance anual, la tasa se desplomó a 2 por ciento en promedio, y al ritmo que va nada raro será registrar, a corto plazo, un “progreso” de uno por ciento. Nadie mueve un pelo para revertir este desastre –que conlleva un altísimo cuan creciente costo social–, y a golpe de “reformas” cotidianamente anuncian que “ahora sí” la situación mejorará, cuando en los hechos con cada una de ellas lo único que han logrado es ralentizar aún más el comportamiento de la economía.
¿Qué fue de aquella “potencia” económica presumida años atrás, que se colocaba en la primera posición latinoamericana? A la vuelta de las “reformas”, México ocupa las últimas posiciones en la región y ahora, en cuanto a ritmo de crecimiento, sobresale por “crecer” a un ritmo menos que el de Haití, y su comparativo ya no es con Brasil o Argentina, sino con las más pequeñas islas caribeñas. Pero para la tecnocracia el punto es si “técnicamente” el país está o no en recesión.
Mientras los tecnócratas deciden para un lado o para el otro, y el bienestar de los mexicanos sigue a la baja, el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados reporta que entre enero y julio de 2013 la actividad económica registró un comportamiento tres veces menor al observado en igual lapso de 2012, lo que ya es indicativo de que el horno no está para bollos ni para debates estériles.
A juicio del citado centro de estudios, la “moderación” del crecimiento de la actividad económica se explica por el menor dinamismo de la demanda externa, aunque queda la esperanza de que a partir de agosto se registre alguna mejoría. Con cifras ajustadas por estacionalidad, en julio de 2013, el IGAE se “recuperó”, al reportar un “aumento” de 0.47 por ciento, cuando un mes atrás lo había hecho únicamente en 0.03 por ciento; no obstante, mantiene una reducción acumulada de 0.69 por ciento con relación a su máximo reciente de noviembre de 2012.
Por otro lado, el CEFP señala que en agosto de 2013 la cartera total de la banca comercial creció a una tasa real anual de 7.01 por ciento (la más alta desde febrero pasado cuando lo hizo 8.25). La cartera del sector privado aumentó 7.13 por ciento y, a su interior, el crédito del sector industrial y sus componentes manufacturero y de construcción reportaron tasas de 7.87, 15.90 y -0.64 por ciento, respectivamente. En lo que se refiere al crédito al consumo, éste se expandió 11.12 por ciento (los dos meses anteriores lo hizo al 11.47 y 11.77); mientras que las carteras del sector financiero y del sector público avanzaron 19.21 y 6.50 por ciento, en cada caso.
En lo que se refiere a la morosidad de la cartera de la banca comercial, ésta se ubicó en 2.97 por ciento y a su interior destacan los porcentajes de morosidad correspondientes a la cartera de créditos personales, de operaciones de arrendamiento y de otros créditos al consumo con 7.71, 12.52 y 7.76 por ciento, respectivamente. La tasa de deterioro ajustada indica que la cartera total tiene una morosidad de 4.57 por ciento, sobresaliendo sus componentes de crédito a la adquisición de inmuebles y de nómina, con porcentajes de 49.09 y 11.02 por ciento, en cada caso (en agosto de 2012 dicho indicador se ubicaba en 29.73 y 7.75 por ciento, respectivamente).
Por el lado del ingreso, el CEFP indica que, de acuerdo con el IMSS, en agosto pasado el salario básico de cotización promedio se ubicó en 8 mil 165 pesos al mes (nominales), para un crecimiento anual de 3.57 por ciento, “mayor” en 0.08 puntos porcentuales con relación al incremento de julio. Sin embargo, en el mismo periodo la inflación fue de 3.46 por ciento, por lo que en términos reales el salario “creció” en 0.11 por ciento.
Por sectores de actividad económica, el salario en la construcción y en transporte y comunicaciones registraron las mayores reducciones anuales, al caer 1.89 y 0.27 por ciento real, respectivamente. Los sectores con mayores incrementos anuales en el salario de agosto, y para todo lo que va del año, fueron las industrias extractivas, eléctrica y suministro de agua potable, que registraron un crecimiento anual de 5.79 y 3.09 por ciento real, en ese orden.
La “mejora” –por llamarle así– en el salario base de cotización en los últimos dos meses, en términos reales, es producto de una reducción de la inflación, y no de aumento en el ingreso. En el primer semestre del año se registró una inflación anual promedio de 4.07 por ciento; en tanto en el periodo julio-agosto el crecimiento del INPC fue menor en comparación con los meses anteriores, presentando una inflación anual de 3.46 por ciento. Lo anterior, causó un ligero repunte en los salarios reales en estos meses, aunque el salario nominal alcanzó un menor crecimiento anual, promediando 3.53 por ciento. Por lo anterior, en lo que va del año el salario real presenta un “incremento” anual promedio de apenas 0.08 por ciento. Los salarios del sector formal siguen sin recuperar su nivel previo a la crisis: comparado con la cifra más elevada, en enero de 2008 el salario básico acumula una pérdida de 1.49 por ciento real. En los últimos 12 meses el crecimiento real anual promedió 0.05 por ciento, lo que implica que las alzas en los salarios nominales han sido casi iguales a la inflación, por lo que cualquier repunte de ésta ocasionará que el poder adquisitivo de los trabajadores se vea afectado.
Las rebanadas del pastel
Sobre este último aspecto no se sabe si los tecnócratas han discutido si “técnicamente” el poder adquisitivo de los salarios y el bienestar de los mexicanos están o no en recesión, aunque sí es clara su disposición a no dejar rastro de ellos.
Fuente: La Jornada
Fuente: La Jornada