martes, 5 de marzo de 2013

México corre el riesgo de enfrentar otra etapa de autoritarismo, advierten

Añaden que concentrar la toma de decisiones en un hombre debilitará al Estado
Académicos universitarios temen que la intención vaya mucho más allá del tema del IVA 
Emir Olivares Alonso | Periódico La Jornada | Martes 5 de marzo de 2013, p. 14
Con los resolutivos de su 21 asamblea nacional, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) demostró: su tendencia hacia el autoritarismo, que funciona como partido de Estado, que gusta de una relación cercana con el titular del Ejecutivo federal, que se alineará a las decisiones políticas de Enrique Peña Nieto y que en sus principios ideológicos dejó de existir el nacionalismo revolucionario, señalaron académicos universitarios.

René Torres, coordinador de la licenciatura en ciencia política y administración pública de la Universidad Iberoamericana (Uia), indicó que el cónclave tricolor –efectuado el fin de semana– “dio la pauta de por dónde irá el priísmo durante el actual sexenio”.


Espaldarazo y línea entre priístas

Una vez que el titular del Ejecutivo federal fue investido como jefe máximo del PRI, señaló, se regresa a la figura que centraliza el poder en el partido, la cual se había perdido durante los sexenios panistas.

Al reconocer con ese título a Peña Nieto, tanto legisladores como gobernadores priístas le dan un “espaldarazo y ratifican que se alinearán” con las políticas que emprenda el gobierno federal, como en el tema de aplicar el impuesto al valor agregado (IVA) a alimentos y medicinas o la participación de la iniciativa privada en Petróleos Mexicanos (Pemex).

“El priísmo está operando para generar un espacio en el que Peña Nieto pueda tomar las decisiones con mayor fuerza e incidencia, sin tener que consultar o negociar con su partido. Veo un riesgo latente de una restauración del autoritarismo”, advirtió el académico de la Uia.

Ese alineamiento afectará uno de los principios fundamentales del estado de derecho y de la democracia: el equilibrio de poderes, pues si bien es cierto que al ser del mismo partido legisladores y el titular del Ejecutivo federal, tienen una plataforma compartida, pero en una nación democrática, diputados y senadores deben velar por los intereses de quienes los eligieron antes que por los de su jefe.

“Parece que eso no ocurrirá y que ningún priísta se saldrá del redil, las decisiones vendrán de Los Pinos y las bancadas del tricolor en el Congreso sólo las ratificarán.”

En entrevista por separado, Álvaro Arreola Ayala, experto en el estudio de partidos políticos del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), subrayó que con las modificaciones aprobadas durante la asamblea, el PRI desea que sus gobernadores y alcaldes sean leales al Ejecutivo federal y le cedan el poder regional que obtuvieron en los pasados 12 años.

“Son los que llegaron al poder y quieren lealtades, no desean a gobernadores sueltos, que intenten dialogar con las cámaras sobre los programas o proyectos presupuestales. Ahora todo será de nueva cuenta mediante la vista generosa, autoritaria, negociadora y única del titular del Ejecutivo federal.”

Para el académico universitario esto refleja un modelo burocrático de hacer política y “se demuestra lo que siempre fue el PRI y no quiere dejar de ser: un partido de Estado. Y así actuará, sobre todo por la debilidad que hoy presenta la oposición”.

Añadió que reducir el análisis de los resolutivos de la asamblea priísta a la posible aprobación del IVA en alimentos y medicinas y a la apertura de Pemex al capital privado “es una manera muy simple de ver las cosas”, ya que se trata de un proceso de construcción diferente en la relación con el Ejecutivo para este sexenio.

Fuente: La Jornada