martes, 23 de octubre de 2012

Servida la mesa del patrón / Senado:“reforma” tal cual / Elba Esther: ante todo, congruencia

México SA-Carlos Fernández-Vega
Cocinado el suculento platillo con la receta del patrón, sólo falta servirlo en su mesa, ya con la conciencia tranquila de que todos los excesos y todos los atropellos serán legales. Todo indica, pues, que el Senado de la República aprobará la (contra) reforma laboral sin rasguño alguno, es decir, sin modificar un ápice lo que un par de semanas atrás avalaron los diputados con espíritu porfiriano.
Así, como cantaría Serrat, hoy el rico y el villano, el prohombre y el gusano bailan y se dan la mano sin importarles la facha. Ayer, cerca ya de la hora de la comida, los integrantes de las comisiones unidas de Trabajo y Previsión Social y de Estudios Legislativos Primera aprobaron en lo general (10 votos frente a dos) el dictamen de la citada contra reforma, y dejaron para poco después la discusión (así le llaman) sobre los artículos reservados, que no fueron otros que los relativos a la rendición de cuentas en los sindicatos (la denominada transparencia sindical). Así, prácticamente todos los participantes en dicha instancia avalaron que se pase a cuchillo a los trabajadores, que se les aplique la técnica porfiriana, pero eso sí algunos se mostraron muy preocupados porque los autodenominados líderes de plano se niegan a informar sobre el destino de las cuotas (no hay que imaginar mucho a dónde se van; por ejemplo, Carlos Romero Deschamps puede darles una vuelta en su jet privado mientras platican sobre el tema).

Este último punto fue el que trabó la discusión en lo particular: tres rondas de votación, tres empates; los priístas aferrados a la negativa de alterar el estado de cosas (léase el estado de bienestar de los líderes obreros); los pandistas (panistas y perredistas) por la afirmativa (encueren a los líderes, pero masacren a los trabajadores). Resultado: se atascó cualquier posibilidad de negociación, de tal suerte que el dictamen respectivo pasa al pleno, en donde los senadores decidirán (con mayoría tricolor y rémoras que la acompañan) por la negativa de modificar el punto citado, sin que les importe un comino el delito de lesa patria que cometerán al aprobar la contra reforma laboral, o si se prefiere, la reforma laboral patronal.

Los últimos cinco gobiernos gerenciales (fieles creyentes de que la democracia es de, para y por los empresarios, como precisó Vicente Fox durante su estancia en Los Pinos) acumulan tres décadas en su intento de hacer de México un país de alta competitividad, pero ésta pretenden alcanzarla a costillas del cada vez más reducido ingreso de la mayoría de los mexicanos. Para esa quinteta y lo que representan, ser competitivo es pagar salarios miserables, y descontando, y sepultar cualquier tipo de prestaciones laborales; ser competitivos, pues, es matar de hambre a la gente, que, total, hay todo un ejército en espera de colarse a un mercado laboral cada vez más barato. Y eso es lo que terminará por legalizar el Senado de la República, con el aval de los partidos que se dicen de izquierda.

El dictamen aprobado en lo general ayer en comisiones deja en claro que la minuta enviada desde San Lázaro no debe ser alterada, que se apruebe en los mismos términos y que dejen en paz a los autodenominados líderes sindicales, en lo que prácticamente todos estuvieron de acuerdo. La salvedad, que promovió el empate en la discusión de los temas reservados, fue el tema de la charriza, pero con el colmillo tricolor se logró superar el atorón y enviar el dictamen al pleno para que les echen montón. La puñalada a los trabajadores no provocó ningún empate, ninguna discusión, ningún pero por parte de los senadores de todas las bancadas.

Para la colección de discursos célebres queda el pronunciado ayer por Ernesto Gándara Camou, presidente de la Comisión de Trabajo y Previsión Social del Senado, en su intento por justificar la aplicación de la fast track al dictamen y las respectivas reservas: “no hay ninguna sorpresa… Se ha estado consultando a los diversos sectores de la sociedad; unos nos han dicho que hay cosas y artículos que se tienen y pueden mejorar, pero también nos han dicho que con base a las restricciones que hay en la iniciativa preferente y el rol que estamos jugando como cámara revisora, lo mejor es ratificar en sus términos la minuta, y en otros procesos legislativos, poder continuar haciendo reformas, en el entendido de que el 31 de octubre no concluye México ni las posibilidades de hacer una reforma laboral… Vale la pena seguir haciendo reformas, pero fuera del proceso de iniciativa preferente, y mejorar la Ley Federal del Trabajo”.

Entonces, la patronal ya tiene su tan preciada reforma laboral, la cual sólo legaliza las más oprobiosas prácticas del capital, sin tocar las muy convenientes (para ella) prácticas de y las relaciones con la charriza sindical. O como diría el Consejo Coordinador Empresarial; ya hemos desperdiciado muchos años, dejando pasar oportunidades que otras naciones sí han aprovechado, porque, como se comentó en este espacio, eso de la transparencia y la rendición de cuentas la patronal se lo pasa por la entrepierna. Y el Legislativo cumplió con lo ofrecido, pero no a sus electores.

Capítulo cerrado, y con la resaca a cuestas, vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su riqueza y el señor cura a sus misas; se despertó el bien y el mal, la zorra pobre al portal, la zorra rica al rosal y el avaro a las divisas. Aquí no ha pasado nada. Todo sigue igual.

Las rebanadas del pastel

Congruencia ante todo: “no permitiremos que el sindicato sea un botín de nadie, ¡de nadie! No habrá relección. Los estatutos no lo permiten… Se acabaron los tiempos de los dueños del sindicato, el cacicazgo y el autoritarismo. Por encima de todo ello debe prevalecer la voluntad de la clase trabajadora. No vengo con vocación de cacique; tres años más y me iré con la frente en alto” (Elba Esther Gordillo, tras democrática imposición de Carlos Salinas como secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, el 23 de abril de 1989)… Carlos Romero Deschamps, líder de los petroleros, también suscribe esa tesis, y para demostrarlo se queda seis años más al frente del sindicato respectivo. La primera acumula dos décadas y un tercio al frente de la organización, más seis años que amarró la semana pasada (y eso que no tiene vocación de cacique); el segundo apenas tres lustros, aunque ya garantizó un sexenio adicional, con lo que su hija ya puede comprarse otro avión y más perritos.