Dpa | Periódico La Jornada | Miércoles 8 de febrero de 2012, p. 32
Atenas, 7 de febrero. Muchos griegos ya no encuentran salida. La desesperación se extiende.
“Todos nos golpean, y es fácil hacerlo cuando el otro ya está en el suelo”, dice Andreas Siontis, siquiatra de Tesalónica.
Mientras se deciden recortes de salarios y despidos, en las calles de los barrios pobres de Atenas se viven escenas que recuerdan a los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
Jubilados sin recursos se agolpan tras el cierre de los mercados para recoger verduras y frutas de los desechos, mientras 250 mil personas ya dependen de la ayuda diaria de la iglesia y las organizaciones no gubernamentales.
Cientos más acuden a las organizaciones humanitarias para recibir atención médica, ya que al haber permanecido desempleados durante mucho tiempo ya no están asegurados.
Las personas sin hogar ascienden a 20 mil, una forma de pobreza poco habitual en Grecia en los últimos años.
Según la prensa, un tercio perdió su casa consecuencia de la crisis. Casi uno de cada dos jóvenes está sin empleo, así que abuelos, padres e hijos vuelven a vivir juntos para superar el bache. Y así las cosas, la troika compuesta por la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo reclama salarios 20 por ciento más bajos en el sector privado. Consideran que, en comparación otros países, los sueldos son demasiado elevados.