Julia Le Duc | Corresponsal Periódico La Jornada | Lunes 21 de noviembre de 2011, p. 34
Matamoros, Tamps., 20 de noviembre. Familias pobres de Matamoros, agobiadas por la miseria, buscan apoyo de casas asistenciales para ceder la custodia temporal de sus hijos menores, y de esta manera asegurarles cuidados médicos y tres comidas diarias.
Durante 2011, 40 niños de entre dos y 15 años de edad han sido confinados en la casa hogar Bethel, administrada por una congregación religiosa, donde se brinda asistencia alimentaria y médica a menores, además de vigilar que cursen su educación básica en escuelas públicas.
Durante 2011, 40 niños de entre dos y 15 años de edad han sido confinados en la casa hogar Bethel, administrada por una congregación religiosa, donde se brinda asistencia alimentaria y médica a menores, además de vigilar que cursen su educación básica en escuelas públicas.
Josué y Abelina visitaron el Hogar Bethel, en el fraccionamiento Las Brisas, barrio marginal de Matamoros, con sus hijas Amelia, de siete meses, y Estrella, de tres años, enferma de las vías respiratorias, a quien no podían curar por falta de dinero.
Yo era administrador de un rancho, pero ahora no hay trabajo ni de vaquero. Los dueños de los ranchos se fueron por las matazones, no tengo cómo mantener a mis hijas y vamos a dejar a la niña mayor, a la chiquita no, en tanto me puedo acomodar en un trabajo, el que sea, para sacar adelante a mi familia, contó Josué.
El matrimonio tiene dos hijos más, Jesús y Rogelio,
encargadoscon familiares cercanos pues los padres, que viven en una casa prestada a las afueras de Matamoros, no pueden cubrir sus necesidades más básicas, dijo Abelina.
“Por Dios que yo no quiero dejar a mija aquí, pero no hay remedio, va a ser namás por un tiempo, para que la curen de su enfermedad y le den bien de comer, porque en la casa no siempre tenemos”, agregó.
Su caso no es único. Registros de la casa hogar revelan un repunte en la lista de niños que aun teniendo familia son ubicados en el albergue, cuyo administrador, Ismael Sifuentes Rodríguez, atribuyó la situación a la falta de empleo, la inseguridad y la desintegración de familias por la violencia.
Se trata de personas muy pobres que al no poder conseguir trabajo, se acercan y nos piden que los recibamos para que los niños puedan comer tres veces al día, comentó.
Quisiéramos ayudar a más niños, pero no tenemos suficiente; el tema de la inseguridad ahuyenta las donaciones. Organizaciones que antes venían de Estados Unidos a dejar alimentos y ropa ya no quieren cruzar y eso nos maniata mucho; hemos rechazado algunos casos, sólo admitimos los más extremos, señaló.
Apoyo por tiempo ilimitado
Afirmó que el apoyo a los niños es por tiempo ilimitado, pues se conoce cómo la crisis afecta a las familias de la región, de por sí pobres.
En el momento en que los padres sienten que cambiaron sus circunstancias, que ya empezaron a trabajar, pueden regresar por sus hijos, pero igual hay familias que ya no vuelven y viene lo difícil, que es hablar con los menores para decirles que se van a quedar más tiempo de lo pensado con nosotros, dijo.
En esos casos, la Casa Hogar Bethel pone al menor a disposición del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) municipal, que inicia un proceso legal por abandono de persona en contra de los padres y, en caso de no ubicarlos, vuelve al niño candidato a la adopción, afirmó el procurador de la Defensa del Menor y la Familia, Alejandro Peña Jara.
Lo ideal sería que no se separaran de sus criaturas, pero estamos hablando de familias en circunstancias especiales de pobreza que recurren a este tipo de albergues, los cuales tenemos muy supervisados, para dejarlos por un tiempo sin separarse de ellos, ya que se les establece la obligación de visitarlos una vez a la semana para que el menor no se sienta abandonado, indicó.