Casi 37 millones de personas ganan 5 minisueldos; el Presidente, 150 veces el mínimo
El análisis indica que la remuneración es insuficiente y está en descenso desde 1976
Patricia Muñoz Ríos | Periódico La Jornada | Lunes 13 de junio de 2011, p. 17
México, además de registrar el descenso del poder adquisitivo más grave de la región, sufre una "desigualdad salarial" sin par, en la que hay una gran disparidad entre 80 por ciento de la población que está ocupada (37 millones de personas) que ganan menos de cinco salarios mínimos y la alta burocracia. En este país, el Presidente de la República percibe, en términos brutos (antes de impuesto y con prestaciones) 150 veces el salario mínimo y, neto, 93 minisalarios por día.
Asimismo, el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación percibe 223 veces el minisalario, en tanto que un magistrado del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación percibe el equivalente a 220 salarios mínimos.
Asimismo, el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación percibe 223 veces el minisalario, en tanto que un magistrado del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación percibe el equivalente a 220 salarios mínimos.
El informe titulado El salario mínimo, elaborado por los investigadores Miguel Santiago Reyes, Juan Carlos Domínguez, y Samuel Amador, del Observatorio del Salario de la Universidad Iberoamericana de Puebla, detalla lo anterior y plantea que la disparidad salarial en este país es tal que el presidente Felipe Calderón tiene mayor salario que presidentes como Nicolás Zarkosy, de Francia; Sebastián Piñera, de Chile; Hugo Chavez, de Venezuela, o Silvio Berlusconi, de Italia.
En un comparativo que hacen los investigadores del salario del mandatario mexicano, respecto de 17 presidentes, indica que sólo están por encima de las percepciones de Calderón el de Estados Unidos, Barack Obama, y Alvaro Colom, de Guatemala.
Calderón también gana más que José Luis Rodríguez Zapatero, de España, y Cristina Fernández, de Argentina. De este análisis, fechado en febrero de 2011, resulta que el mandatario que menos gana es Evo Morales, de Bolivia. Respecto del presidente mexicano, Evo Morales percibe 70 por ciento menos salario.
El Informe de este observatorio indica que, en México, 82 por ciento de la población ocupada percibía un salario de hasta 5 salarios mínimos; en tanto que los secretarios de Estado perciben entre 84 y 90 veces el minisalario, ya que la alta burocracia han mantenido incrementos sustanciales en todo el sexenio, que en algunos casos superan 20 por ciento.
También indica que el poder adquisitivo del salario mínimo actual es equivalente a la cuarta parte del salario de 1976. “Por tanto, sin deterioro del poder adquisitivo, el salario mínimo de hoy tendría que ser de 6 mil 536 pesos mensuales y no de mil 634 (para la zona C) como es ahora.
En cuanto a la pérdida de poder adquisitivo que ha tenido esta remuneración, establece que de 1939 a 1951 este salario tuvo una tendencia descendente, pues perdió más de la mitad de su poder adquisitivo al pasar de 100.23 a 44.84 pesos; de 1951 a 1976 su tendencia es ascendente: el salario pasa a 170.13 pesos. Sin embargo, desde 1976 a la fecha ha mantenido un descenso.
Establece que el descenso en términos reales del minisalario no ha mermado la productividad, porque ésta se mantiene al alza. No obstante detalla que en países como Brasil, donde han mejorado sustancialmente las percepciones obreras, también se ha incrementado en forma notable la producción. Puntualiza que México está entre las naciones donde la brecha salarial es más marcada.
Por tanto, el análisis cuestiona: ¿el salario mínimo vigente cumple con lo establecido en la Constitución? Y concluye que de acuerdo con las investigaciones el salario mínimo vigente es inconstitucional, porque no cumple con los objetivos para los que fue fijado.
Del mismo modo plantea que es imprescindible el mejoramiento de los salarios y que éste debe estar acompañado de una reforma fiscal integral, con la ampliación de la base tributaria, progresividad fiscal y culminación de los regímenes especiales.
Asimismo se requiere un pacto social entre sectores productivos, buscando nuevas y democráticas representaciones; una nueva política industrial, y el establecimiento de remuneraciones salariales en función de la productividad media del sector.