sábado, 12 de marzo de 2011

México: Voz de los desaparecidos, un grito de lucha

No habrá justicia para las clases populares ni para las mujeres campesinas y trabajadoras, mientras que como sociedad civil no unifiquemos una agenda sociopolítica indispensable
Intervino durante las reflexiones , la sra. Araceli Santos López, esposa del líder sindical Miguel Márquez Ríos, detenido ilegalmente por la lucha emprendida en favor de la conservación de fuentes de trabajo del Sindicato Mexicano de Electricistas
Adrián Gómez Blanco
En el salón Melchor de Covarrubias de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) , recinto mejor conocido como Paraninfo o el Barroco (por su profusa decoración en madera y yesería de época, por lo que es catalogado como patrimonio cultural de la humanidad), se dio cita un gran coro de voces de diversos orígenes y procedencias para preparar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora que hoy celebramos a nivel mundial, teniendo como marco de referencia la Jornada Nacional de Mujeres Socialistas, en contra de la violencia y el terrorismo de Estado.
Siempre presente estuvo la conciencia de la extraordinaria situación de violencia nacional que en últimos años ha enrarecido el clima político, dañado los tejidos sociales y desfigurado las estructuras de relaciones económicas, lo que ha mermado los estándares y calidad de vida de la población en general.
Felipe Calderón viene repitiendo de continuo que la culpa de la violencia la tienen los violentos, pero a juzgar por los testimonios públicos de los diversos actores sociales, personalidades académicas y líderes obreros y campesinos, está claro que el Gobierno federal mismo es percibido unánimemente como uno de los principales responsables de la violencia generalizada en el país, mediante la implementación indiscriminada de la militarización de incontables regiones de México.
Como se expuso en reiteradas ocasiones, las desventajas sociales e inequidades que sufren las clases desprotegidas del país son vividas con especial intensidad por las mujeres obreras y campesinas, quienes muchas veces se ven obligadas a ser el sostén de su hogar debido a fenómenos como la migración, o el encarcelamiento o desaparición de los varones en sus familias.
El panorama general de las reflexiones lo presentó la investigadora de la BUAP, la Dra. Guitté Hartog, quien expuso la importancia de los movimientos sociales para alcanzar un verdadero estado de equidad de género en la sociedad y aún con especial énfasis en la clase política, pues como señaló, en donde no existe una auténtica dignidad y libertad de la mujer, la autonomía de la misma aún en puestos de dirección de gobierno es limitada solamente a algunos aspectos, quedando relegado el fenómeno de la incorporación de la mujer a la vida política de una nación inclusive a un mero enriquecimiento personal desprovisto de ninguna otra influencia social.
Señaló que los fenómenos generalizados de la violencia que asolan al país, tales como la narcoviolencia y los feminicidios (de fuerte repercusión en estados como Chihuahua, Hidalgo y Veracruz) son flagelos sociales que se apoyan en la cultura machista, la cual se basa en la dominación del hombre y la sumisión de la mujer. Sólo pueden ser remediados sobre la base de un nuevo modelo de justicia social inspirado en la equidad de género, la cual supone un replanteamiento de las relaciones interpersonales guiado por un concepto de masculinidad solidaria, en lugar de dominante.
Denunció que en las sociedades machistas como en México, ante los casos de violencia de género y feminicidios, existe más identificación social con el agresor que con la víctima, lo que se justifica en modelos culturales establecidos.
En el evento destacó la participación de numerosas organizaciones populares lideradas por mujeres de toda la República que exigieron el cese de la represión gubernamental disfrazada de “lucha contra el crimen organizado”, así como la presentación con vida de los desaparecidos, principalmente por motivos políticos, y castigo a los culpables en asesinatos y crímenes de Estado, como el del joven Fermín Mariano Matías.
La hermana del finado, Andrea Mariano Matías, presentó su contribución a las reflexiones sobre el Día Internacional de la Mujer Trabajadora en una ponencia donde explicó la forma en que la mujer ha participado de la realidad socioeconómica a lo largo de la historia, marcándose un hito en la materia con la Revolución industrial en el siglo XIX y la incorporación plena de la mujer a la vida laboral, en que por entonces comenzó a reclamar derechos y protecciones sociales básicas para el desempeño de su labor.
Argumentó que mientras subsista el actual estado de capitalismo imperialista, pervivirán las inequidades sociales basadas en el despojo de beneficios para los trabajadores y las mujeres, lo cual sólo podrá superarse mediante la instauración de un nuevo socialismo.
También intervino durante las reflexiones acerca de la participación social y política de la mujer en la actualidad, la esposa del líder sindical Miguel Márquez Ríos, sra. Araceli Santos López, quien por su participación en la lucha obrera por la conservación de fuentes de trabajo del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME; adscrito a la extinta paraestatal Luz y Fuerza del Centro) fue encarcelado el 21 de octubre de 2010 con motivo de diversas averiguaciones previas entre las que destaca, por su clara vinculación a la criminalización de la protesta social, la de privación ilegal de la libertad de fuerzas de seguridad y personal obrero.
Araceli recordó las distintas instancias de lucha obrera en que ha participado su esposo como parte del SME, tales como el ayuno de más de 60 días en el Zócalo capitalino con el fin de exigir la restitución de los derechos laborales de los miles de trabajadores cesados de su fuente de trabajo por el Gobierno federal. Responsabilizó a la administración de Felipe Calderón por la persecución desatada contra líderes y movimientos populares, al tiempo que externó su agradecimiento a figuras públicas como la senadora Rosario Ybarra (del Partido de la Revolución Democrática) por el apoyo moral que les ha brindado en su lucha por los perseguidos políticos y los desaparecidos.
Se vivieron momentos emotivos al recordar la figura y obra del mexicano, maestro Carlos Montemayor, con motivo de la presentación póstuma de su libro titulado “Las mujeres del alba” por parte de Susana de la Garza, quien recordó que el libro fué producto de un cierto reclamo que le hicieron al maestro por no haber incluido las figuras femeninas que participaron en los hechos que tuvieron por centro el ataque guerrillero al cuartel Madera, suceso que iniciaría una nueva época de lucha de guerrillas campesinas y obreras en México (y que tendría por su más reciente y visible episodio el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas, ocurrido en 1994, en contra de las políticas de Estado promovidas por el régimen salinista).
Por su parte, el comité de familiares de desaparecidos políticos “Hasta Encontrarlos” puso de relieve el papel preponderante de la mujer que como madre, esposa o familiar, encabeza la lucha contra los actos de terrorismo de Estado por antonomasia, las desapariciones forzadas de personas, algunas por motivos claramente políticos, mientras que otros casos simplemente por la situación de inseguridad y violencia estructural en que como país nos encontramos.
Una de las integrantes del comité, la señora Felícitas Arreola, testimonió ante la audiencia los hechos en torno a la desaparición forzada de su hijo, Adán Flores Arreola ocurrida el pasado año 2010, y relató el escaso interés de las autoridades de la Procuraduría sobre casos como el suyo, en que hasta ahora no se ha conseguido resultado ni avance alguno.
Figuraron en manta prominente nombres y rostros de desaparecidos desde el año 2006, tales como Edmundo Reyes Amaya (2007), Prisca María Jaimes y Alberto Zambrano (2010).
Fueron una constante en el evento el clamor entre la audiencia por una procuración de justicia pronta y expedita para todos estos casos, lo que prorrumpía en viscerales y sentidos reclamos como:
—¿Qué quieren los presos políticos? —¡Libertad!
—¿Qué quieren los muertos? —¡Justicia!
Se recordó el caso de la activista Alicia de los Ríos Merino del comité de defensa popular contra el despojo de tierras, cuya hija desapareció de un penal del Distrito Federal.
Se registraron muchas otras participaciones de organizaciones y movimientos sociales externando sus principales inquietudes y preocupaciones, así como sus ideales de lucha, tales como líderes del magisterio democrático, en particular de la sección 18 de Michoacán.
También recibieron especial recuerdo los asesinatos de los líderes y activistas Gumaro Ramírez de la organización 28 de octubre, asesinado en 1989, así como Norma Corona en 1990, caso que marcó pauta de origen de lo que se convertiría en la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
Expusieron sus antecedentes y objetivos de lucha social diversos representantes de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas (FECSO) provenientes de estados como Chihuahua y Tlaxcala, quienes subrayaron la importancia de los institutos normalistas rurales, que en últimos años se han visto afectados por diversos recortes presupuestarios, lo cual nosotros recordamos ha sido parte de la política de agresión en su contra instrumentada desde el Gobierno federal por la principal asesora en materia de educación del mismo, la líder sindical Elba Esther Gordillo, quien hace un mes declaraba que los institutos normales rurales eran un “semillero de guerrillas”, como parte de su ofensiva por la privatización del sistema de educación pública en México.
Si algún mensaje ha dejado a la sociedad la realización de este importante foro nacional celebrado en la BUAP, en mi opinión es que urge la incorporación de estos temas a la discusión pública general, que para la sociedad se presentan como los más sensibles y prominentes por su gravedad.
No habrá justicia para las clases populares ni para las mujeres campesinas y trabajadoras que día con día luchan por la subsistencia de sus familias, mientras que como sociedad civil no unifiquemos una agenda sociopolítica indispensable, y un proyecto político congruente de Nación, centrado en reformas económicas y sociales de auténtico alcance popular en beneficio de nuestros sectores más rezagados y vulnerables, que no ignore la enorme deuda de justicia que tiene el país para con ellos.